Así se desplaza estas semanas la vacunación en la Región y en España y en los veintisiete países de la Unión Europea sin que se vislumbre una solución a corto plazo.

Ha quedado patente la torpeza de la Comisión a la hora de contratar el único remedio eficaz para combatir la pandemia.

Su puntillosa burocracia, la parsimonia de los organismos reguladores y lo complicado de acordar ágilmente con todos los socios han evidenciado los lastres para avanzar en la construcción de unidad que se necesita para la supervivencia de la propia identidad europea y su prestigio, amenazados a consecuencia de esta crisis sanitaria.

La Región no es ajena a lo que, fuera de los discursos políticos que nos tratan como a niños, sucede por culpa del suministro insuficiente de viales. Si las entregas no aumentan en progresión semanal, la incorporación contundente de más población al proceso de vacunación será de un mes sí y un mes no: si hay que cumplir con la segunda dosis cada veintiún días a los que recibieron la primera y no aumenta la cantidad, no se incorporan nuevos primerizos.

Las expectativas de doblegar al coronavirus antes del otoño, además de controlar las nuevas y peligrosas cepas, deberían centrarse en la llegada de nuevos productos de laboratorios como Curevax, Novavax y la prometedora Janssen que exigirá un solo pinchazo.

Nos han ganado de mano a los europeos. Hemos de reconocerlo con admiración hacia países como Israel sin perdonarle que deje fuera por ahora a los palestinos de los territorios ocupados o no se tome tanto interés cuando se trata a su población de origen árabe.

Las cifras son concluyentes: casi la mitad de los israelíes, unos nueve millones, ya tienen la primera dosis de Pfeizer: entre ellos el 90% de los mayores de 60 años.

Y está funcionando. De un estudio con más de 700.000 inmunizados apenas trescientos han contraído la Covid tras la segunda inyección.

Mientras tanto, aquí algunos presumen de haber completado el proceso en 200.000 españoles, sin ponerse colorados

Y ese no reconocer la realidad de lo largo que nos lo fían, como sí hacen otros políticos más serios en Europa, les sigue llevando a nuestros gobernantes a insistir en que alcanzaremos el 70% de vacunados antes del verano. Bueno no, ya no: ahora la ministra Carolina Darias ya matiza que ´en verano' y no ´antes del verano'. Da igual, las ruedas siguen siendo cuadradas.