A Mario Gómez, primer teniente de alcalde del ayuntamiento de Murcia en representación de Cs, se le acumulan los problemas. A la investigación interna en Personal tras la denuncia de acoso laboral expuesta por el director de los Servicios Generales de la Corporación, se suma que, también derivado de esa misma denuncia, los Servicios Jurídicos Municipales le acaban de abrir un Expediente de Información Reservada por la posible comisión de delitos contra la seguridad y la salud pública; el instructor del expediente será el propio director de los Servicios Jurídicos Municipales. Son ya dos, por tanto, las carpetas en las que se empieza a recoger la información tanto por el trato al estamento funcionarial como por posibles negligencias en la propia gestión que habrían paralizado servicios esenciales ordinarios del municipio, tal y como consta en esa denuncia.

Y siendo todo esto grave para la confianza en su responsabilidad política, colea el asunto de su plaza yeclana, para la que se echó oportunamente al paro, renunciado por unos días a sus cargos municipales y poder acceder así a una oferta laboral pública, declinada a reglón seguido mediante una 'excedencia especial' para recuperar de inmediato su posición en el staff municipal, manteniendo la plaza obtenida en reserva.

Y habló. Mario Gómez habló después de un larga semana en silencio. Lo hizo al modo de esos toreros famosos que para su boda se esconden de la prensa en general porque han vendido la exclusiva al Hola. Desde la Gestora de Cs debieron obligarle a que soltara la lengua, y lo hizo. Para seguir enredando, sin aportar ninguno de los datos que se le reclaman desde la opinión pública y para reproducir el papel de víctima de alguna persecución inquisitorial, así como para delegar en el Servicio Murciano de Salud (SMS) la responsabilidad sobre la puntuación que le otorgó los méritos para su plaza en el hospital de Yecla, con treinta puntos extra por una doble titulación que no consta en su currículo ni se ha preocupado de acreditar ante los ciudadanos, a los que se debe. No se dirá que es bastante raro que quien dispone de dos títulos haga constar solo uno de ellos en sus perfiles oficiales públicos.

Apuntan en su entorno que guarda en la manga una titulación de grado por la Universidad de León, que sin embargo no ha añadido al currículo profesional que aparece en las diversas webs en que por su actividad política reproducen sus datos biográficos. De ser así, menos se explicaría su prolongado silencio y su falta de atención y de respeto a los periodistas que lo han venido llamando insistentemente para conocer ese dato. Y eso, que de ser cierta tal titulación complementaria no habría sido expedida por la Universidad Juan Carlos I, sino por la de León, aunque es dudoso que en estos últimos años haya tenido una actividad presencial en aulas universitarias tan lejanas.

Lo cierto es que Gómez no puede alegar que el interés por cómo ha obtenido los treinta puntos de baremación se refiere a una cuestión puramente personal, ya que su plaza en Yecla la mantiene en reserva por su condición de político electo, que le concede el privilegio de una excedencia especial vedada para cualquier otro ciudadano que hubiera pretendido utilizar las artimañas de las que ya hemos dado abundante noticia. Asegura que su proceder es legal, lo que no significa que a la vez sea también impropio, aunque está por ver, como aseguran expertos en Derecho laboral, si su baja en la Seguridad Social durante días sin haber tenido una incorporación efectiva a la plaza hospitalaria, resulta conforme a legalidad estricta, aparte de la posibilidad contemplada en el Código Civil para casos como éste en que se establece el concepto de 'fraude de ley'.

Gómez apela a que los sindicatos no han protestado por su caso, pero tal vez lo dice porque no ha tenido acceso a la intranet del Sindicato de Profesionales Sanitarios, en la que puede leerse el siguiente texto: «Ahora resulta que el naranjito Mario realizó una maniobra cuando menos de dudosa moralidad, cuando no ilegalidad. Pero a mayor abundamiento y sin pudor alguno, el otrora estandarte de la regeneración de las instituciones públicas viene a reconocer que aun consciente de que se le ha puntuado de más, es el problema de quien barema (...) Así las cosas, instamos al SMS a que de oficio promueva la declaración de lesividad (...) para determinar si algún aspirante de la bolsa de trabajo tenía mejor derecho». E insta a que quienes se pudieran sentir perjudicados contacten con el sindicato.

El consejero de Salud, Manuel Villegas, echó ayer balones fuera al afirmar a preguntas de este periódico que «la valoración de los méritos presentados es competencia de la comisión de valoración de cada bolsa de trabajo. No se han registrado reclamaciones al respecto, y las baremaciones están expuestas en la web de murciasalud». Claro, de Perogrullo. Pero ya que Mario Gómez no responde a una pregunta tan sencilla como la de su titulación y se remite al SMS, lo exigible es que Villegas reponga la transparencia.

Es curioso que, a pesar de la abstracción del consejero de Salud, fuentes solventes del SMS hayan confirmado a este diario que se va a proceder a comprobar si los datos aportados por Mario Gómez han recibido una 'estimación diferente' a las de otros candidatos. No definen esta iniciativa como 'investigación', sino como consulta interna. Y es lógico que la hagan, pues a pesar de que no hay denuncias (no las hay porque los posibles perjudicados no tuvieron noticia en su momento de que el candidato que obtuvo la plaza podría haber sido sobreestimado), el prestigio del SMS y de las bolsas de trabajo de la Administración autonómica, de las que penden miles de personas, está en juego.