La próxima semana la nueva edición de FITUR, la Feria Internacional de Turismo de Madrid, volverá a demostrar que todos los territorios buscan, e incluso encuentran, en el turismo un interesante colchón para sus economías. Los datos turísticos muestran que el sector, aún con todos sus problemas, mantiene el tipo y se expande al calor de un turismo internacional que nos elige para sus viajes.

Cierto es que el gasto medio por turista aún es mucho menor que el deseable, y que otros importantes datos, como la estancia media, también necesitan mejorar. Sin embargo las entradas turísticas repuntan, se fortalecen nuevos mercados emisores, como el nórdico, el asiático o el ruso, y el turismo sigue participando en el Producto Interior Bruto español como una industria robusta.

En FITUR se comprobará también que la diferenciación y la calidad es la estrategia preferida para los destinos que necesitan posicionarse. En el sol y playa el producto español es imbatible y sin duda supone la estrella de la oferta, sin punto de comparación en términos económicos con cualquier otra orientación turística. Pero atención, antes o después Egipto y el Magreb dejarán de convulsionar y recuperarán viajes que probablemente ahora están recalando en nuestro país. Quizás esto incluso ocurra cuando las repúblicas de la antigua Yugoslavia terminen de consolidar su oferta de sol y playa, perfectamente equiparable con la nuestra a poco que se pongan.

Por eso también el sol y playa de nuestro país necesita posicionarse a través de la calidad, la diferenciación y la sostenibilidad, manteniendo precios comparativamente razonables. El turismo requiere ser pensado y repensado a cada momento y necesita de políticas potentes que consoliden y amplifiquen las que durante los últimos años se hayan puesto en marcha.

Y por eso también hay que estar muy atentos a experiencias turísticas que no por minoritarias dejen de suponer un prestigio para los destinos y un factor nuevo de venta de viajes. El turismo cultural, el ecológico, el de congresos, el gastronómico, el de salud o el rural pueden constituir paquetes que tengan cada vez más aceptación y venta. En todo ello la Región de Murcia, cada comarca, cada ciudad, cada pueblo, tiene también mucho que enseñar, aunque, por razones variadas, todavía estamos a contramano de los mercados, nuevos o tradicionales, y por eso no terminamos de despegar.

Nuestra Región tiene aún por delante un interesante margen de crecimiento para un sector que es de presente y de futuro y que, en términos generales, incorpora importantes beneficios para la situación socioeconómica de los territorios que lo mantiene. Nuestros paisajes, nuestro clima y nuestra posición mediterránea, aún no del todo colmatada, ofrecen unas ventajas turísticas evidentes que debemos saber aprovechar. Por eso, además de promocionar con inteligencia y con el límite infranqueable de la sostenibilidad un sol que vive entre nosotros durante buena parte del año, cabe la potenciación de todas las otras amplias, abiertas, diversas e inteligentes formas de turismo.