Has visto lo de ese niño? Qué horror. Desde que supimos la noticia, el mismo día que cayó al pozo, nos hemos vuelto geólogos, ingenieros, bomberos, mineros, y especialistas en general de todas las clases, al menos en mi casa. Hemos aventurado distintas formas de llegar adonde estaba Julen, y hemos valorado cada uno de los pasos que han dado los especialistas. ¿Por qué no empezaron a excavar el primer día?, ¿Por qué no han succionado la tierra que había caído sobre el niño, hasta dar con el cuerpecito? Han sido tantas las incógnitas, que a saber. La montaña lo dirá, o no, dónde está el niño. Quizá cuando leas esto, ya sabremos qué ha pasado, y tendremos todas las respuestas, para todas las preguntas. Pero hasta ese momento, toca esperar.

Los primeros días contábamos las horas que se podía sobrevivir bajo tierra. Antonio decía que en un pozo de esas características había 'huecos de vida', ramas o salientes de roca, que permitían agarrarse o, sencillamente, quedarse atrancado, porque el material de que está hecho la montaña no permite un perforado perfecto y liso. Pero una caída de más de cien metros, sin dejar un jirón de tela, o un rastro de sangre, ¡resulta tan extraño! Y ya para colmo, que hubiera en el fondo una bolsa de gominolas, o de gusanitos, o de lo que fuera, sin rastro del niño, era incluso macabro. Yo creo que todos deseábamos que estuviera en cualquier parte, menos allí abajo. A veces decíamos que quizá había desaparecido, pero no en el pozo, sino yo qué sé, quizá había empezado a andar sin rumbo, o se lo había llevado un loco, o un animal. De hecho, las diligencias previas que se han abierto en el juzgado, parece ser que son por 'desaparición'.

A partir del miércoles, fue cuando empezó a ponerse la cosa fea. En la cena, Cristina le preguntó a Antonio si se había ido al cielo. Él contestó que, por si acaso, era mejor que rezase un Padrenuestro. Oye, se hizo el silencio. Creo que los tres entendieron que podía estar ya muerto. Hoy ya no queda duda.

Lo que ha sido alucinante ha sido el despliegue humano y técnico. Increíble y sobrecogedor. Me mandaron un WhatsApp (fiable) que enumeraba las personas que había, y las máquinas que llevaban: ingenieros, bomberos, mecánicos€ Todos habían llegado allí con la determinación de sacar al niño. Un avión del ejército, por lo visto por orden de la Ministra, había ido a por los mineros de Asturias y los había traído a la montaña en un rato.

Y cómo se había organizado el pueblo para dar cabida y cobijo a todos los voluntarios, era impresionante. Prácticamente todos los vecinos han tenido alojado en su casa a algún voluntario.

Ni el dos de mayo, que hasta los presos de la Cárcel Real salieron a guerrear contra los franceses (y volvieron a la prisión después), se había visto una entrega humana igual. Sólo ha faltado la suerte. Decía el Quijote a Sancho: siempre la ventura deja una puerta abierta en las desdichas, para dar remedio a ellas. Qué pena que esta vez no se haya abierto esa puerta. Solo podemos esperar el milagro. Quien sabe.