Descorazonador. Este podría ser el epitafio de la 'no nacida' coalición de las izquierdas de la Región, cuyos líderes no parece que se hayan empleado a fondo para llegar a un acuerdo que les permita presentarse bajo las mismas siglas. Pablo Iglesias y Alberto Garzón, los líderes nacionales de Podemos y de IU, respectivamente, se las prometían felices cuando anunciaron a los cuatro vientos que ambas formaciones irían de la mano a las elecciones municipales y autonómicas en España. Unidas Podemos, dijeron entonces que se llamaría esa confluencia, un híbrido capaz de unir a las distintas sensibilidades trascendiendo del prejuicio que está en el imaginario popular de que la izquierda nunca es capaz de unirse.

Sin embargo, a la vuelta de los meses parece que el estereotipo o el prejuicio se hace realidad. La falta de un acuerdo entre ambos partidos no va a ser una comida fácil de digerir por parte de ninguno de ellos, sobre todo, de Podemos, que parece que es el que se muestra más inflexible en sus pretensiones. La formación morada e IU se encuentran en posiciones muy antagónicas, podría decirse casi contrapuestas o incluso radicalmente enfrentadas. El mayor escollo es el enfoque que cada uno da a esa confluencia y que tiene como nudo gordiano el cabeza de cartel. Podemos tiene la intención de imponer a sus candidatos mientras que IU plantea que se hagan primarias, planteamientos irreconciliables al cien por cien y que ha sido una de las razones que ha hecho saltar por los aires la mesa de negociación.

También los puestos ofrecidos. El 20% de las listas electorales sería para Izquierda Unida, un porcentaje que es visto por este partido como una cifra totalmente insuficiente. Y en todo este fregado, aparecen las sospechas de que Podemos ya tiene más o menos hecha la lista, o al menos de los primeros puestos, de esa confluencia para la capital de la Región. Hay algo más que quinielas y se da por hecho que quieren que el cabeza de cartel sea Ginés Ruiz, 'Gino', el secretario general de Podemos en Murcia, que tendría como número dos a Clara Martínez Baeza, una desconocida para el gran público, abogada como Gino, y que es la mano derecha de éste en la agrupación local. De hecho, iba en su lista cuando se presentó a las primarias de la formación morada para elegir al secretario general, y es una persona relevante a nivel interno dentro de la organización.

La ruptura de las negociaciones no le saldrá gratis ni a unos ni a otros. A Podemos ya le está pasando factura con la dimisión de Pedro Luis López, secretario de Movimientos Sociales y Sociedad Civil de Podemos en la Región de Murcia, un cargo no muy relevante, pero que se despide presentado un panorama desolador del partido que un día estuvo llamado a hacer grandes cosas. López afirma en su carta de despedida que «el ciclo que abrió el 15M parece ya agotado y nos encontramos ante un electorado de izquierdas desmovilizado que se va a la abstención y unas derechas que, aunque divididas, suman». Además, critica a la dirección regional encabezada por Óscar Urralburu, que está siendo presionado desde Madrid para llegar a acuerdos sin que, de momento, esa olla exprés parezca que le afecte. Llegados a este punto, está claro que la situación no se va a desatascar sin la férrea intervención de Pablo Echenique, número dos de Iglesias, y de Ismael González, secretario de organización nacional de IU.

El secretario de organización de la formación morada no parece que tenga mucha influencia por estas tierras, más próximas a otras corrientes podemitas, tras el pasotismo demostrado por los representantes murcianos. Tendrá que arremangarse y dar un puñetazo encima de la mesa si quiere que los mandatos federales se cumplen en la Región. Le conviene también mostrar fuerza y nervio de cara a que el liderazgo nacional que representa el tandem que forma con Pablo Iglesias no se vea debilitado.

No están ambos actores para que a su barco le salga una nueva vía de agua. Sea como fuere, la confluencia en Murcia está en manos de Echenique y su empuje como árbitro y elemento foráneo. Por nadie pase.