El cambio climático se ha convertido en una noticia casi diaria de los medios de comunicación. La responsabilidad del cambio climático no es solo de políticos y empresarios, ya que lo que haga cada habitante de la Tierra en contra del cambio climático es clave para salvar el planeta. Ese gran poder que tenemos los ciudadanos nos permite poder cambiar nuestros erróneos y peligrosos hábitos de consumo y estilos de vida.

El cambio climático es el problema ambiental más importante a corto, medio y largo plazo que existe en nuestro planeta, que amenaza a las generaciones futuras, como consecuencia de mantener un estilo de vida y unos hábitos de consumo insostenibles, y que puede tener unas graves consecuencias sociales, económicas y políticas, que tendrá efectos dramáticos sobre la vida individual, colectiva y la seguridad global.

Negacionistas del cambio climático.

Una minoría influyente (llamados Mercaderes de la Duda) considera que el calentamiento global se debe a causas naturales y que nada podemos hacer contra él, pero el debate sobre las causas del cambio climático en la comunidad científica es prácticamente inexistente. De hecho, el 97% de los estudios que se han publicado en los últimos años sostienen que el ser humano es el responsable del cambio climático y no causas naturales, como mantiene los negacionistas.

Refugiados climáticos. Se habla mucho de los efectos meteorológicos del cambio climático, pero apenas se habla de sus graves consecuencias sociales que van a afectar a muchas personas de manera muy dramática.

Una de esas consecuencias son los refugiados climáticos, que son personas que se ven obligadas a salir de las zonas donde viven debido al cambio climático, afectando a la gente más pobre porque es la más vulnerable.

El problema es que la Convención de Ginebra sobre los refugiados políticos no reconoce aún las causas climáticas para conceder el estatuto de refugiado, con la honrosa excepción de Suecia y Finlandia, que reconocen a los refugiados del clima.

Cifras alarmantes. En 2017, una investigación publicada en la revista Science establecía la correlación entre aumento de la temperatura en el país de origen en un año dado y el aumento (o reducción) de las solicitudes de asilo en la UE, al año siguiente, con datos de 103 países de origen, de 2000 a 2014 (antes del estallido de la crisis de los refugiados en 2015). Pues bien, de media en dicho periodo pidieron asilo en Europa unas 378.000 personas cada año.

El número de refugiados que vendrán a Europa no cesará. Se estima que para final de siglo más de un millón de personas dejarán sus países buscando asilo en Europa.

La ONU también, a través del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, considera que en 2050 habrá doscientos millones desplazadas por motivos ambientales.

A mediados de 2017 había más de 64 millones de personas desplazadas debido al cambio climático, según Naciones Unidas (por deforestación, aumento drástico de temperaturas, sequías, desertizaciones de los terrenos donde trabajaban, inundaciones, huracanes, tifones, subida del nivel del mar...). La Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) calcula que el calentamiento global podría empujar al exilio a mil millones de personas dentro de dos décadas.

Según el informe Frontiers 2017 de la ONU, cada segundo una persona abandona su hogar por causas relacionadas con el cambio climático.

Reflexiones finales. Resulta paradójico que aunque los países pobres han contribuido muy poco a las emisiones de gases invernadero, sean los que más sufrirán los efectos negativos del cambio climático, por vivir en zonas más vulnerables y en condiciones más desfavorables. De los cincuenta países más afectados por el cambio climático, 36 están en África.

Los expertos señalan que el cambio climático afecta más a las mujeres, ya que reduce con fuerza sus posibilidades para mejorar su nivel de educativo o realizar trabajos que les permitan tener independencia económica, dos pilares clave para su emancipación, lo que perpetúa y profundiza la desigualdad de género.

Desde hace años, el ecofeminismo reivindica que solo habrá victoria climática si se desmonta al patriarcado y solo habrá una transición igualitaria si se desmonta al productivismo. De hecho, según la ONU, hay evidencias de que los países con mayor representación parlamentaria femenina reservan más áreas de tierra protegidas o que las mujeres son más proclives a ratificar tratados internacionales sobre medioambiente.

En la UE, España es uno de los países más afectados por las consecuencias del cambio climático, y afectará a dos de sus pilares económicos, el turismo y la agricultura. Las provincias más afectadas son Almería y Murcia (ver artículo de LA OPINIÓN: La Región de Murcia y el cambio climático, del 12-6-17).

En octubre de 2017, la presidenta del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, afirmaba: «La desigualdad social creciente daña el crecimiento, erosiona la confianza y alimenta tensiones políticas». Gran parte de esta desigualdad está motivada por los problemas medioambientales.

Por todo lo expuesto, es crucial aprobar la normativa legal sobre los refugiados del clima, para que puedan ser atendidos adecuadamente en sus migraciones, pese a la complejidad de esta medida.