Una ministra de doble cuota va y dice que no hay cuencas hidrográficas deficitarias, ni cuencas excedentarias. Que la Naturaleza es sabia y da a cada cuenca lo que le hace falta. Y que hay que adaptarse a ello. Es una imbecilidad, lo diga Agamenón o su porquera. Porque, claro. Hay que suponer que la Naturaleza no sólo es sabia en el reparto de agua por las cuencas. También lo es en todo lo demás, claro está. En las lluvias, en el petróleo, en los campos fértiles y huertas, en las minas, en las altas montañas (tan ricas por las estaciones de esquí), etc, etc, etc. Así las cosas, la Naturaleza ha dado puertos de mar a quien lo merece o a quien deba ser (por arcanas razones que la Naturaleza y la ministra de doble cuota sabrán) y, por tanto, las tierras que no tengan puertos de mar deben renunciar a que les lleven gasolina, ni en camiones ni en oleoductos. Ni en nada. Las regiones del interior, a gasolina vegetal o coches eléctricos integrales. Nada de llevarles naranjas o limones. ¿Qué es eso de que vayan a gozar de tales cosas que la Naturaleza dio tan sólo a las periféricas regiones de la costa?

La geografía de la Región de Murcia está salvajemente atravesada por conductos de guarrería química inflamable que transporta todo eso que falta en las regiones del interior. Y corre alto riesgo de accidente ecológico. El agua no es inflamable. Y sobra en casi todas las cuencas restantes. Hacer trasvases es natural, esperable y beneficioso para todo el país. Únicamente la obcecación y el servicio a una consigna irracional, a la que no se ha analizado críticamente por causa de las anteojeras ideológicas, puede negarlo.

La Cuenca del Segura ya ha empezado a decrecer en agua almacenada. Está un 5% más llena que el año pasado por estas fechas, pero un 20% menos que la media de los últimos diez años. La media de España es del 70% de pantanos llenos. Esa media subiría al menos 10 puntos si no fuera porque tienen que hacer conjunto con las del Júcar y Segura. En otoño subirá un poco, y de ir bien, ojalá que estemos el año que viene igual que éste. Es decir, pasando angustias porque cráneos privilegiados dicen que la Naturaleza es Santa Naturaleza, y que el agua, aunque ahogue gentes y destruya pueblos por inundaciones en otras cuencas, nunca sobra. Eso se llama comulgar con ruedas de molino, sin ningún paliativo.

¡Sí a los trasvases!