A raíz de la publicación, el pasado lunes, día 2, de mi columna 'Asombro político' son muchas y variadas las felicitaciones recibidas, las cuales agradezco desde aquí. No obstante, hay algo que me ha llamado mucho la atención y quiero compartirlo con todos ustedes. Hay personas que después de los parabienes, añaden: «Esto es lo normal en esta política nuestra de este nuestro país» o «ya nada sorprende en cuanto a ciertos políticos».

Lo han adivinado, eso es precisamente lo que me preocupa y me rechina. Que se vea normal lo no correcto y que nada sorprenda. A todo eso es a lo que le tengo miedo; porque por ahí se está adormeciendo la conciencia de los ciudadanos y que nada nos ponga en guardia y nos rebelemos o, por lo menos, dar un golpe en la mesa y poniendo pie en pared decir basta.

No podemos permitir que un grupo de individuos, alegando el bien del pueblo, se ría de nosotros y lo recibamos como algo normal. No debemos dejar pasar ni una a quien, amparándose en un partido o formación política, quiera arrimar el ascua a su sardina en detrimento de los gobernados.

Lo peor de todo es que se creen dueños de un 'cortijo' que es de todos y ellos son los que tienen que trabajar, para eso cobran y muy bien, para que todo marche como debe. Lógicamente, cada cuatro años tienen que renovar sus cargos a través de las correspondientes elecciones.

Lo malo de las mismas es que no votamos personas, una a una, sino que votamos listas electorales, siglas de partidos, y en dichas listas pueden ir más buenos y menos buenos, mejores y peores. Es imposible que podamos hacer una purga y quedarse cada uno con el que crea más preparado. Lo cierto es que nos encontramos de todo, personas con conocimientos y gente con flexibilidad de columna. Ahora que lo pienso, triunfa más la flexibilidad que el saber. Y, por lo visto y leído, parece ser que eso se ve normal hoy día.

Personalmente me niego, consciente de que mi negativa no va a ningún sitio y además voy a ser motivo de mofa, a que nadie sin una mínima preparación ocupe cargos de responsabilidad de la cual dependa 'vida y haciendas' ciudadanas.

La preparación a la que me refiero, no solamente es académica, fundamental si posteriormente se legisla sobre saberes y conocimientos del pueblo; además tiene que ser un adiestramiento mental profundo. Apunto esto porque hay una cuestión que me preocupa y mucho, me imagino que a ustedes también: Es la pérdida de memoria.

Habrán observado que la deficiencia neuronal es directamente proporcional al tiempo que llevan en el mando y/o a lo que se han podido apropiar, fundamentalmente euros, durante el mandato.

«Se ha descubierto que zutanito ha distraído tal cantidad de dinero», cuando llega el juicio correspondiente, si llega, al ser preguntado el mandatario de turno, no se acuerda de nada, no sabe, según él no ha hecho nada ilegal, no se ocupaba de esos menesteres? en definitiva no tiene conciencia de haber cometido incorrección alguna.

Yo propongo que haya unos estudios psiquiátricos de cada persona que se vaya a presentar en esas maravillosas listas electorales, donde se determine el comienzo del deterioro neuronal y el punto en el que las desconexiones sinápticas se produzcan (una forma de la llamada poda sináptica). Pues bien, en ese punto de alteraciones tendrá que dejar el cargo. De esta forma y manera todos tendrán la memoria fresca.