Meditación y reflexión. Eso es lo que está haciendo en las dos últimas semanas el alcalde de Murcia, José Ballesta, una persona tremendamente religiosa que está experimentando su particular vía crucis desde que se hicieron públicos los audios del que fuera concejal de Fomento en este mandato, Roque Ortiz. La autoridad municipal ha emprendido el camino de la introspección y el silencio para curar sus heridas y para afrontar los meses futuros con algo de fuerza de cara a la consecución o puesta en marcha de importantes proyectos, que le pueden salvar sus primeros cuatro años en La Glorieta, y de cara a una posible renovación como cartel electoral en los comicios municipales de 2019 bajo la bandera del PP. Como Jesucristo en la Vía Dolorosa, se podría decir que la bancada popular y él mismo esperan esa resurrección.

La ronda. Ballesta ha iniciado una ronda de conversaciones con sus concejales (con los heredados de Miguel Ángel Cámara no es posible que la plática haya sido muy extensa) a los que ha escuchado en estos amargos momentos y a los que ha preguntado cómo se ven con las competencias actuales y cómo ven los próximos meses. Todo ello de cara a una remodelación del Gobierno local que se hace imprescindible tras la marcha de Roque, uno de los hombres de su confianza y que llevaba prácticamente las iniciativas que iban a darle lustre al alcalde y a todo su equipo.

La lista. El cambio de cromos entre concejales se completará una vez que se sepa quién entrará en La Glorieta. La relación de nombres a partir del número 12, el último que entró en la bancada popular, tiene mucho morbo. La número 13 es una mujer vinculada al exalcalde Cámara y a Maruja Pelegrín, secretaria general de los populares de la Región y una de las mecenas de la que fuera concejala. Alicia Barquero, actual directora general de Mujer y conocida entre el ´huertaneo´ por haber sido Reina de la Huerta, es a la que le corresponde decidir si quiere dejar la Comunidad Autónoma y volver al ayuntamiento.

De momento no ha dicho ni pío y ha rechazado hablar de su posible vuelta al ruedo municipal, algo que no es de extrañar debido a las complicaciones que ello conllevaría para ella misma. El Gobierno local deberá decidir posiblemente en este mandato si derriba o no la sede de la peña huertana de Javalí Nuevo construida en un trozo de jardín, que fue levantada con el beneplácito de su progenitor, presidente de la peña, y que ha dado lugar a una investigación judicial con el huertano investigado y distintos concejales de la anterior corporación imputados. Atrás quedaron esos días en los que los Barquero se sentaban a la mesa con el que fuera alcalde para degustar platos típicos murcianos. Qué tiempos aquellos, pensarán algunos desde la distancia o desde la proximidad al Gobierno local.

También tendría complicaciones el número 14 de la lista con la que Ballesta concurrió a las elecciones. Juan Antonio Bernabé, que ahora tiene despacho en el Instituto de Fomento y que fue concejal de Urbanismo anteriormente, es otro de los que ha tenido movida judicial debido a los ruidos de la calle Pérez Casas, un asunto nada menor si se tiene en cuenta que Ciudadanos está agazapado para saltar en cualquier momento en caso de que un investigado entrara en la Corporación y volver a reprochar a los populares su forma de gestionar.

Y en ese periplo por la lista se llega a la número 15, la niña bonita en el argot popular, que tiene muchas posibilidades de entrar en el Gobierno. Catalina Carrillo es la pedánea de Sangonera la Seca y mantiene una gran amistad con Lucas Jiménez, exalcalde de esa localidad y presidente del Sindicato Central de Regantes del Acueducto Tajo-Segura, según afirman quienes la conocen, un vínculo que le vendría muy bien al partido del Gobierno con lo que está por llegar en los temas de agua. Esta candidata sin duda es la favorita de los partidarios de Ballesta, ya que la contemplan como una persona sin la mácula de la gestión Cámara como los anteriores y que se está curtiendo en política desde la base: siendo alcaldesa pedánea de su pueblo. Además, participó activamente en la campaña electoral del actual alcalde. Si ella no se decidiera a ser concejala, le tocaría el turno a Manuel Durán, otro ex de Cámara, con mucho peso en el partido a nivel local y que controla toda la zona sur del municipio. A partir de Durán, la lista tiene menos morbo.

El Gobierno. Una vez que se haya clarificado el futuro del grupo popular, es momento de pensar en un cambio de competencias. El actual edil de Urbanismo, Antonio Navarro-Corchón, tiene todas las papeletas para quedarse con Infraestructuras e incluso con Limpieza Viaria, ya que la Oficina Técnica de la concejalía de Fomento tiene estrecha vinculación con Urbanismo. Esa macroconcejalía debería ser aligerada y podría quedarse sin Medio Ambiente, que podría pasar a la nueva incorporación. Corchón si finalmente se queda con parte de Fomento heredará uno de los morlacos de Roque: la llegada del AVE y el soterramiento, una cuestión que al concejal dimisionario le causó muchos quebraderos de cabeza.

En esta nueva etapa otros nubarrones amenazan la relación del Gobierno con los vecinos y con la Plataforma Pro Soterramiento. Se trata de los trenes de cercanías, que pueden verse suprimidos en su primer tramo al ser la de Murcia una vía única para la alta velocidad. Nadie, salvo los vecinos, parece preocupado por ese asunto que es de una gravedad extrema si se consumara. Los miles de pasajeros tendrían que buscar otras formas de transporte y, sin duda, echarían mano del coche privado, colapsando aún más las carreteras del municipio, que han visto resurgir los atascos de una manera virulenta , sin que el Ayuntamiento se dé por enterado. Ahí, Corchón deberá ponerse las pilas.

Por nadie pase.