Sabíamos que la defensa del Mar Menor era una reivindicación difícil pero no sabíamos que tanto. Quizá esté escrito en nuestro ADN que no sepamos defender nuestro patrimonio; de otro modo no se entendería que un documental que transmitió TVE en 2008 en El escarabajo verde, Mar Menor, del hambre al empacho, en el que se ponía de manifiesto el deterioro del Mar Menor, no tuviera ninguna repercusión ni para la Administración, por supuesto, ni para los administrados ni para los medios. ¿No lo vio nadie?

Los científicos han denunciado que el Mar Menor está al borde de la muerte; no sabemos durante cuánto tiempo será apto para el baño. La agresión que han señalado como especialmente dañina son los vertidos realizados sin ningún control a través de las ramblas, siendo la del Albujón la más perniciosa. Estos problemas del Mar Menor no lo han sido para la Administración, y cuando se han denunciado se acusa a los denunciantes de ´ecologistas´, como colectivo contrario al desarrollo económico de nuestra Región. ¿Tiene en todas partes el adjetivo ´ecologista´ este sentido peyorativo?

Hace unos días la asociación Anse puso de manifiesto lo que podía suponer para el entorno del Mar Menor la reactivación del proyecto Novo Carthago; la reacción fue rápida con un discurso trasnochado y que creíamos que la crisis había evidenciado la equivocación de esas actuaciones.

San Ginés de la Jara, un monasterio declarado BIC (Bien de Interés Cultural), de más de cuatro siglos de antigüedad y en estado ruinoso, ha necesitado el apoyo de los tribunales para que se ponga de manifiesto el abandono en el que se encuentra por la falta de interés de sus responsables; pero para su restauración es necesario rodearlo de 10.000 viviendas. Esto es lo que llaman desarrollo. Todas las críticas que han surgido sobre este fracasado modelo de desarrollo económico no han calado en nuestros gobernantes; quizá ellos lean otras cosas.

La plataforma Pacto por el Mar Menor nació porque gran parte de la población del entorno de este pequeño mar constataba que había un grave problema y que la Administración no lo veía o no tenía ningún interés en el mismo. Este movimiento, que fue la ilusión y la esperanza de muchos, se encuentra atónito ante el proceder de nuestros gobernantes.

No podemos quejarnos de que no estudien el problema a fondo: los talleres para redactar la estrategia, las comisiones, los informes, las oficinas, los consejos... Bueno, de todas formas el Ejecutivo sí que ha ejecutado, está sembrando de tanques de tormenta toda la ribera para asombro de los vecinos, extrañeza de muchos técnicos e incomprensión de la comunidad científica. Claro que los tanques de tormenta son obras públicas.

Los vecinos de Los Nietos y los de Mar de Cristal llevan años reclamando porque sus viviendas se inundan a menudo con aguas cargadas de ´nutrientes´, que después de sus casas van a parar al mar (Menor). ¿Creen que estos vecinos se sienten "administrados"?

Es probable que los ciudadanos estemos desinformados o mal informados; leemos u oímos mensajes y nos enteramos de la mitad. El señor consejero de Fomento señaló en varias comparecencias que había un plan de vertido 0 al Mar Menor pero no se ha explicado bien en qué se traduce ese plan, puede ser vertido 0 económico o que el dinero se está empleando en estudios, talleres, estrategias, etc. Y si preguntamos por esa segunda parte no es por maldad sino para enterarnos de si las subvenciones de la UE y el ITI se emplean en los vertidos que nos anunciaron.

Se acerca la temporada turística y el decálogo de actuaciones que se elaboró como imprescindible para la mejora del Mar Menor se queda como el conjunto de buenas intenciones y la utopía que algunos soñadores pensaron que se podía conseguir porque era justo y porque nosotros también queríamos tener un entorno sano y bien cuidado.

¿Qué deberíamos hacer los ciudadanos para ver el futuro con esperanza? Otra vez será, como El escarabajo verde.