Desde hace tiempo, hay lectores que me preguntan por la bondad o no de añadir flúor al agua de abastecimiento. La verdad es que ha sido en otros momentos un tema de gran debate, pero que ahora se encuentra dormido. Créanme, no trato de despertarlo, pero me ha parecido siempre y me parece, una cuestión de una importancia fundamental, tanto por sus efectos como por la filosofía de implantar un medicamento a toda la población, vía agua potable.

Discúlpenme los expertos, yo solo trato de ser didáctico.

Todo se inició cuando se descubrió que había poblaciones abastecidas de agua con demasiado flúor, lo que provocaba problemas en las personas, como manchas en los dientes. Pero también observaron que se producía un menor porcentaje de caries en los dientes. Posteriormente, se han descubierto otros problemas distintos, creados por un contenido excesivo de flúor.

Esto hizo que a estas poblaciones se les dotara de otra agua de abastecimiento, pero también a algunas autoridades, en EE UU, se les ocurrió la idea de añadir flúor al agua potable. Desde entonces la polémica está servida.

¿Por qué se forman menos caries? Por dos razones: a) En la época de formación de los dientes, concretamente en los niños de entre 6 a 10 años, si en el organismo hay contenido suficiente de flúor (entrada por vía digestiva), en vez de formarse el mineral hidroxiapatita (que es más poroso y débil), se forma la fluorapatita (más resistente), y esto dificulta la aparición de caries; b) el agua con flúor, durante toda la vida de las personas, inhibe el crecimiento de bacterias que puedan atacar a los dientes, ya que actúa como un tóxico para ellas. Estas pueden ser las ventajas.

Los inconvenientes son varios: a) La dosis de flúor debe estar muy medida, entre 0,8 a 1,2 miligramos por litro. Por debajo, no sirve para nada. Por encima, es tóxico y peligroso. Entonces, ¿cómo se gestiona esta dosificación para abastecer a cientos de miles de personas? Con dificultad, como que habiendo aprobado la Comunidad Autónoma de Murcia, en 1990, la obligación de fluorar las aguas de abastecimiento, por los datos que conozco, no han llegado casi nunca a los 0,8 mg/l. Entre otras cosas, por el miedo a pasarse, ya que la posibilidad de ello, es enorme. Por tanto, todo el dinero gastado no ha valido para nada en estos 26 años. Solo para aumentar el precio del agua. b) Si solo sirve para la edad comprendida entre 6 y 10 años, ¿por qué obligar a toda la población a tomar flúor? c) La filosofía de añadir medicamentos al agua potable ¿podría abrir la vía a añadir, por ejemplo, vitamina C, para que no nos resfriemos, o viagra, o bromuros para aumentar o calmar la vitalidad sexual, o lo que sea? d) La mayoría de los dentistas recomiendan usar pasta dentrífica con flúor, pero advierten que se usen cantidades de pasta muy pequeñas, por lo que se debe de recordar contínuamente.

Existen alimentos con flúor, quesos, leche, agua embotellada, etc, que se les puede dar con exquisito cuidado, para no pasarse, a la parte de la población que lo necesita. Incluso, se puede planificar para darlo en los desayunos o en los menús de los Colegios. Como ven, hay soluciones mucho más lógicas y baratas.

Creo sinceramente, que es un dislate, un gran error, que la Ley de 1990, se encuentre aún en vigor.