En mi opinión y de manera resumida, el fraude de la actual planificación hidrológica en España consiste en no considerar también agua propia de cada cuenca hidrográfica el agua subterránea que se transfiere al mar desde el continente „la SGD: la descarga subterránea submarina„ o lo que se conoce desde los años 70 como ´recarga a los acuíferos´, y que así se sigue llamando en la vigente Normativa de Planificación Hidrológica.

Es decir, es la parte de la lluvia media caída en un territorio que no se ha evapotranspirado y que tampoco ha fluido por los ríos: el agua que no vemos y que acaba en el mar. Flujo de agua subterráneo que, en el caso del Mediterráneo y según recientes estudios, es quince veces mayor al caudal aportado por dichos ríos.

Y digo que ese fraude es ´actual´ porque no siempre fue así. Pues ya desde finales de los años 60 hay estudios en España, pormenorizados por cuencas hidrográficas, que calculan y diferencian los dos componentes de las aguas subterráneas: el que se incorpora a los cauces fluviales a través de surgencias y manantiales (Escorrentía Subterránea) y el que no lo hace (Recarga).

Solamente el actual Plan Hidrológico del Júcar, del total de planes de la península ibérica, se salva de este ´gazapo´, pues incluye en su balance hídrico el agua subterránea que se transfiere al mar „aunque luego yerre al decir que toda ella se drena únicamente en la franja costera„. Y obtiene un volumen de más de 500 hm3/año por este concepto al restarle a la lluvia media caída en dicha cuenca la suma del agua evapotranspirada a la atmósfera más el agua de los ríos y ramblas.

Pues el agua natural de una cuenca hidrográfica „sin trasvases„, es el resultado de un balance en el que la resta de las ´entradas´ (Lluvia) menos las ´salidas´ (Evapotranspiración Real + Escorrentía Total + Recarga) tiene que dar cero para que éste cuadre.

Pero lo que no puede ser, y aquí está la clave del presente artículo, es que el volumen de agua que baje por un río (Escorrentía Total) de media en, por ejemplo veinte años, sea mayor que la diferencia de lo llovido no evapotranspirado en ese mismo periodo, ¿verdad? Sería incoherente, en términos contables, que fluyera por los cauces de una cuenca hidrográfica todos los años más agua natural de la que se dispone „excluidos trasvases„.

Pues bien, y aunque parezca increíble, eso mismo pasa en varios Planes Hidrológicos de España, tanto del ciclo 2009-2015 como del 2015-2021 (recientemente aprobados por el Gobierno ya en funciones), incluidos los dos del Segura, los más escandalosos en este sentido. Y no pasa, en cambio, en el actual Plan del Júcar ni en los cálculos que el catedrático de Hidrogeología de la Universidad Complutense Ramón Llamas realizó en 1966 para todas las cuencas hidrográficas de España.

En el gráfico que se publica en esta página vemos esta comparativa sobre el valor resultante de dividir, en cada caso, la resta de la Lluvia menos la Evapotranspiración Real (P-ETR) entre la Escorrentía Total (E), que es este último término el total de agua fluvial en cada cuenca hidrográfica.

Según esto: a) un valor mayor de 1 indica que, además del agua fluvial, también hay una fracción de agua subterránea que se transfiere al mar; b) un valor igual a 1, que toda el agua disponible es únicamente fluvial; y c) un valor menor de 1 sería una aberración contable, pues implicaría, como se ha dicho, que el volumen de agua fluvial supera al total de agua disponible (la lluvia no evapotranspirada).

Como vemos, en los estudios de Llamas (1966) ninguna cuenca hidrográfica tenía un valor inferior a 1. Es decir, todas transferían agua subterránea al mar „volumen que estimó en entre 2.000 y 8.000 hm3/año para el conjunto de la península„.

En el Libro Blanco del Agua (LBA 2000), ninguna cuenca tiene un valor distinto de 1. Eso es debido a que dicho texto parte del error de asimilar el concepto de Recarga al de Escorrentía Subterránea. Es decir, para él todo el agua es solo río.

En cambio, en los recientes planes hidrológicos hay diversidad de opiniones „pitos y palmas„ (MAGRAMA 2015 y MAGRAMA 21). Pues si los planes Sur y Duero están en valores ligeramente por encima de 1, todos los demás „a excepción del Júcar„ están claramente muy por debajo, siendo el menor el del Segura (0,88).

Llama poderosamente la atención el caso del Júcar, pues el valor que dio Ramón Llamas en 1966 es similar al que da ahora MAGRAMA en 2015 „en el entorno de 1,30„ y claramente muy por encima de todos los de los distintos ríos.

¿Quiere esto decir que en 1966 se utilizaba en España la metodología correcta para calcular los recursos hídricos disponibles y que desde entonces hasta hoy, cincuenta años después, esa metodología „que cierra los balances hídricos contando también con el volumen de agua subterránea que se trasfiere al mar„ solo se emplea ahora en el Plan Hidrológico del Júcar? Sí, afirmativo.

¿Por qué? Porque el agua subterránea no es negocio para las grandes constructoras de desaladoras, presas, tubos y trasvases; su negocio es que nos creamos que hay un ´déficit´ permanente de agua para hacernos comulgar con esas ruedas de molino. Por eso, en mi opinión, se hacen estas trampas con los números.

Porque permitir a la gente el acceso a su agua subterránea, implicaría, por ejemplo, introducir nuevos empresarios agroalimentarios compitiendo en producir y exportar más barato y mejor con, incluso, más altos „y menos indignos„ costes laborales; y eso no interesa. Pues el negocio de la sequía (sobre la base de un falso déficit) está repartido ya. Y al que Dios se lo haya dado o se lo dé, San Pedro se lo bendiga.