El último eslógan que he leído de esta corriente de búsqueda de la felicidad perpetua que nos bombardea -especialmente a quienes paseamos habitualmente por las redes sociales- dice algo así como «mi objetivo es construir una vida de la que no necesite vacaciones». Es decir, una vida ideal con un trabajo que apasione en el que se esté rodeado de personas encantadoras de las que no quieras separarte ni una semana al año; y que además permita tener mucho tiempo libre para viajar y disfrutar de familiares y amigos y leer y viajar y hacer deporte y... no hacer nada. Entiendo el fondo que quiere dejar el mensajito, pero hasta los que más disfrutamos de nuestro trabajo necesitamos una temporada de vacaciones para poder relajarnos y cargar las pilas. Y, por cierto, no es obligatorio tener un trabajo que te haga sonreír cada mañana de oreja a oreja. A veces el trabajo es solo trabajo y está bien así. Este universo en el que Mr. Wonderful y otras marcas similares nos han metido empieza a ser un poco agotador.