Es difícil de entender que un profesional de la aviación pueda decidir de forma voluntaria estrellar un aparato con 150 pasajeros en su interior truncando la vida de cientos de personas, no solo de las víctimas, sino de sus familiares, maridos, esposas, hijos. Varias hipótesis se pueden barajar de esa decisión sin que se conozcan por el momento las causas que le han llevado a realizar algo tan aterrador. ¿Desequilibrio mental?, ¿problemas personales?, ¿planificación con oscuros intereses terroristas? Es difícil entender que una persona quiera buscar la muerte arrastrando a 150 vidas tras de sí por una situación personal dramática, porque en todo caso buscaría un suicidio en solitario. Si tenía algún tipo de enfermedad mental, ¿cómo es posible que no lo detectara la aerolínea o sus compañeros cuando de su actividad dependen tantas personas cada día que se sube a un avión? Que pueda ser un desequilibrio sobrevenido en un momento de perturbación momentánea serían los psiquiatras los que deberían responder si es posible. El atentado es otra de las posibilidades, si es que se descubre alguna conexión de este alemán con algún grupo terrorista. Toda una incógnita.