Hace años, oí decir a un eminente científico „de los que, año tras año su nombre suena para Nobel de Medicina„ que si el bicarbonato fuese caro se vendería en las farmacias y que los médicos lo recetarían como prevención y solución de muchas enfermedades, pero como es económico€ Cada tarde, tras la siesta, una cucharilla de café cargada de bicarbonato y diluida en un vaso de agua; esa era su simple receta. Yo, como cada día, acabo de tomar la mía.