Aprovechando la crisis, la gestión del Gobierno del PP en Murcia ha aplicado recortes de manera indiscriminada, que afectan al funcionamiento de los servicios sanitarios y que favorecen la estrategia de la privatización a través de las ‘externalizaciones’ y preparando así el camino a una sanidad mixta, privada-pública, a costa de las arcas públicas. Precisamente en tiempos de crisis lo más importante debía ser lo contrario, reforzar lo público y reorientar los recursos, incrementando los destinados a la atención de los más afectados por la misma.

Cinco son los aspectos que cabe destacar para entender esta situación, expuestos con detalle en el libro del Otro Estado de la Región 2014. En primer lugar los recortes presupuestarios con las consecuencias de disminución del personal sanitario y de recursos institucionales. En segundo lugar el empeoramiento de la atención con expresión más directa en el descomunal aumento de las listas de espera en todas las prestaciones y que ha conducido a interrumpir la publicación de las mismas por la consejería (matar al mensajero), aunque también hay que mencionar el estancamiento cuando no empeoramiento del nivel de salud de la población. En tercer lugar el incremento de las externalizaciones (privatizaciones) preparando el terreno. En cuarto lugar una importante respuesta ciudadana protestando ante este deterioro. Y en quinto lugar la elaboración de una alternativa social ampliamente compartida y que plantea objetivos concretos para las próximas elecciones regionales de mayo.

Recortes presupuestarios. Al amparo de la contrarreforma sanitaria decretada por el Gobierno nacional en 2012 (RD 16/2012) se ha pasado de un gasto sanitario de 1.334 euros/habitante en 2010 (España 1.343) a otro de 1.079 en 2014 (España 1.204), con las consecuencias de eliminación de plazas de profesionales sanitarios, cifrada sólo en 2012 en unos 486 médicos (un 8,7 % de la plantilla). Con el cierre de la hospitalización en el Rosell en Cartagena y la eliminación de consultas vespertinas en centros de salud, así como la supresión de puntos de asistencia de urgencias nocturno en varios sitios de la región (Librilla, las pedanías del Noroeste o en la comarca de Cartagena). Y además, entre otras medidas, con la implantación del copago farmacéutico.

Empeoramiento de la atención. La expresión más evidente y llamativa es el incremento descomunal en las listas de espera. Un ejemplo lacerante de esto lo tenemos en los procedimientos quirúrgicos cuyo tiempo de espera se ha casi duplicado entre 2007 y 2012, de sesenta días a más de cien días. También en el número de pacientes que esperan más de 180 días en estos procedimientos quirúrgicos que ha subido un 190% (más en el Hospital Morales Meseguer y en el Complejo Hospitalario de Cartagena) así como en procedimientos diagnósticos, en mamografías y otras pruebas de imagen. De la misma forma hay que lamentar tener peor esperanza de vida en buena salud que la media española, el que la tasa de mortalidad perinatal sea superior, que tengamos más mortalidad por cardiopatía isquémica, por enfermedad cerebro vascular o por EPOC. Así mismo el tener mayor morbilidad por diabetes, o mayor consumo de tabaco, mayor tasa de obesidad, o sedentarismo.

Incremento de las externalizaciones (privatizaciones). La apuesta hecha en años anteriores al sobredimensionar la estructura hospitalaria al amparo de los incrementos presupuestarios que facilitó la burbuja inmobiliaria dio como resultado una deriva en uso de recursos técnicos. De esta forma se dio un aumentó en las solicitudes de TACs de un 43%, en Resonancias Magnéticas Nucleares (RMN) de un 63%, que fueron a parar en un porcentaje mayoritario a centros privados concertados, llegando a ocupar estas prácticas un 7,4% del presupuesto regional (en España un 4,5%). También las famosas peonadas para rebajar las listas de espera derivando pacientes a centros privados concertados. Otro ejemplo es el concierto ‘singular’ del Servicio Murciano de Salud (SMS) con el hospital privado de Molina para la recepción de urgencias, sin ningún tipo de control, eso sí, pagando siempre el SMS.

Importante respuesta ciudadana y profesional. Por primera vez se ha producido una importante respuesta ciudadana acompañada de una respuesta profesional. Se han constituido diversas plataformas (Plataforma No Gracias, Asociación de Profesionales de la Sanidad Pública, Asociación de Usuarios de la Sanidad Pública, Plataforma Salvemos el Rosell, Red Ciudadana por la Salud, etc.) confluyendo con las clásicas organizaciones sociales (sindicatos) o profesionales (Colegios de Médicos, de Enfermería, de Trabajo Social, Asociación de Defensa de la Sanidad Pública, Facultad de Medicina, etc.) integrándose en la Marea Blanca.

La necesaria alternativa. Hay que recuperar la cobertura universal (incluidos inmigrantes y jóvenes), defender el carácter público de la sanidad eliminando las privatizaciones, externalizaciones y copagos, dar énfasis a la salud, su promoción y prevención, y hay que garantizar la participación responsable y decisoria de la ciudadanía a través de los Consejos de Salud en los distintos niveles.

Los próximos meses serán decisivos para que el deseo mayoritario de la ciudadanía se vea reflejada en acciones de gobierno. Es el momento de clarificar las propuestas y de optar por las opciones políticas que garanticen el funcionamiento de lo público, eviten su deterioro y reviertan la tendencia privatizadora.

Pedro Marset y Juan Antonio Sánchez, de la Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública.