De tanto darle vueltas al asunto, nos ha salido una rotonda como logotipo turístico de la Región de Murcia. Estamos, sin duda, de moda. Varios lustros después hemos vuelto al principio, al círculo y al lema Costa Cálida. De lo no tipycal a lo más típico, pues no hay localidad, del interior o costera, que no esté plagada de redondas. De hecho, a nivel turístico Murcia es, hasta ahora, una gran rotonda que se bordea hacia Alicante, Almería o, incluso, La Mancha. Solo los despistados o los muy accidentándose, aquellos que no saben tomar el carril correcto cuando aparece el carrusel, recalan en estos parajes, donde no hace tanto sus principales ciudades de la Costa Cálida apenas si tenían un hotel y aceras en las calles, circunscribiendo la aventura a llegar a ellos, pues no figuraban en los mapas de carretera.

Hoy seguimos girando en una especie de círculo vicioso, donde falta inversión y menos claves en este enclave. Otras regiones más sombrías y con menor patrimonio, no sólo españolas sino del resto del mundo, se las apañan para presentar sus ruinas como tesoros, mientras aquí es cierto que todo lo convertimos en ruina, pero las mismas no se transforman en colas sino en vertederos, como es el caso de la excavación de San Esteban. Sólo nos salvamos por la tangente, con una Cartagena cuyos poderes públicos han dado al paso al frente para exhibirse. Al resto se nos ha quedado la sonrisa helada y más si escuchamos, cuando logramos saltar la frontera regional, la clásica pregunta sobre si la capital murciana tiene mar o bien sobre cuál es el horario para visitar la dama de Elche o, mejor aún, a cuánto está de Benidorm o Mójacar.

Mucho sol, pero qué poco nos ilumina, como bien representa el sencillo logotipo.