Resulta tragicómico que el Partido Popular, ante la situación de deuda de nuestra Región, intente asignar a otros y a razones ajenas a su gestión incapaz las causas o responsabilidades principales de esta situación. Todo ello, después de llevar gobernando diecinueve años con mayoría absoluta en nuestra Comunidad Autónoma y tres en España.

Implican en la inculpación al sistema de financiación actual, que primero asumieron, después quisieron cambiar al día siguiente de su entrada en vigor y que ahora prorrogan con temblor de voz y piernas arqueadas, al grito de ¡señor, sí, señor! (con Gobierno de Rajoy). También señalan como responsable al mantenimiento de los servicios públicos fundamentales e incluso incriminan al terremoto de Lorca, y dicen que todas ellas son razones que justifican una deuda que padece gigantismo.

La deuda de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia ha evolucionado en relación inversa al mantenimiento de la calidad y cantidad de los servicios públicos fundamentales en esta Región (sanidad, educación y servicios sociales). A la mayor deuda contraída año tras año se han sumado nuevos e intensos recortes de los mismos, dejándolos, no ya en los huesos, sino con el tuétano a la vista y configurando una realidad que convierte en una falacia el argumento de que la deuda tiene su fundamento en el mantenimiento de los servicios públicos fundamentales en cantidad y calidad.

La Comunidad autónoma de la Región de Murcia tiene una deuda, a 30 de junio de 2014, de 6.367 millones de euros. Esa cantidad determina una asignación de deuda por habitante de 4.331 euros. El aumento de la deuda desde el año 2007 hasta el presente ha sido vertiginoso, de una rapidez incomparable. De 647 millones de euros en que se encontraba en el año 2007 ha pasado a la apabullante cifra de 6.367 millones. Estas cantidades, que marean, determinan un crecimiento neto de la deuda de 5.700 millones de euros en siete años.

Para que se hagan una idea. Lo que era una moneda de euro de deuda en 2007, se ha convertido hoy en un flamante billete de diez euros. El Partido Popular, con el Gobierno del extinto (del Turista Tatopagao), y con la ya inestimable colaboración del actual y su estrambote han obrado el milagro de la multiplicación de la deuda.

Lógicamente esta situación tiene consecuencias y derivadas múltiples; la más obvia se refiere a las cantidades que la Comunidad tiene que pagar en concepto de intereses y amortización de esa deuda. Cantidades que se han agigantado paralelamente, multiplicándose por diecisiete en los últimos siete años.

La cartera de deuda, su perfil y sus vencimientos afectan indudablemente al presupuesto anual ordinario de la Comunidad Autónoma, que se polariza sustancialmente hacia la amortización y el pago de intereses de la deuda, imposibilitando cualquier otra idea de actuación económica, si es que la hubiera, que no es el caso.

Por otra parte, padecemos una de las deudas más altas en relación con nuestro Producto Interior Bruto de entre todas las Comunidades Autónomas de España, y si ésta representaba un 15% del presupuesto de nuestra Región en el año 2008, hoy representa un 144%. Este año nos situamos como la cuarta Comunidad con más deuda en relación con su PIB ( 23,5% PIB ), cuando en 2007 éramos la segunda Comunidad con menos deuda en relación con este parámetro (7,3% del PIB).

Esta situación asigna a nuestra Región el marchamo de intervenida y bloqueada. Intervenida por el Estado, al que debemos 3.522 millones de euros del total de la deuda, y bloqueada por la propia situación que ésta configura, la inacción ante la permanente debilidad de los ingresos, los diferenciales de nuestra economía con el resto de autonomías y nuestro propio modelo económico, con la guinda de un Gobierno regional que se dedica a hacer chirigotas y provocar carcajadas con sus poses electorales de argumentario de Epi y Blas.

Hasta 2024 se prolonga el vencimiento de la deuda actual, teniendo todos la seguridad de que ésta es una fecha falsa, puesto que la imposibilidad de los abonos periódicos a sus vencimientos provocará la refinanciación de la deuda con más deuda, proyectándose a más largo plazo todavía la deuda actual. A lo que habrá que sumar la nueva deuda de este y los próximos años.

No hay salida si no es a través, en principio, de una condonación total de los intereses de la deuda contraída con el Estado, de una quita sustantiva del principal de esa deuda y de una proyección de los vencimientos a más largo plazo de la deuda restante, y eso siempre que se actúe sobre los ingresos con una fiscalidad progresiva y con una decidida lucha contra el fraude fiscal y la economía sumergida, redefiniendo el modelo económico de nuestra Región. Pero eso no lo hará un Gobierno del Partido Popular.