ecuerdas el primer día de prácticas en la autoescuela?, ¿o el primer día que te pusieron un lápiz en tus manos para escribir? Los primeros pensamientos que nos vienen a la cabeza cuando nos enfrentamos por primera vez a nuevas situaciones son siempre los mismos; desconfianza, inseguridad, miedo, etc. No voy a explicar el porqué de esos pensamientos, sin embargo vamos a exponer cómo de un ´imposible´ podemos pasar en un tiempo determinado a un ´posible´.

Haciendo referencia al comienzo del artículo vuelvo a preguntar; ¿cómo conduces ahora?, ¿cómo escribes hoy? Las respuestas serán siempre las mismas: con seguridad, con tranquilidad, ahora sé hacerlo, ahora lo hago de manera automática; y esta es la respuesta clave. ¿Cómo algo que parecía imposible, que nos creaba ansiedad, miedo, respeto, etc., se puede volver algo automático? Por la simple repetición, por hacerlo todos los días, por reiterar hábitos. Y es que, al no nacer enseñados; para que veamos con normalidad nuestras acciones, debemos practicarlas muchísimas veces. Al igual que conducir y escribir ahora lo tienes normalizado, el primer día era una pared difícil de superar.

Y eso mismo ocurre con nuestro pensamiento. Será muy interesante habituarlo a algo distinto a lo que vemos como normal: «no puedo», «es imposible», «me da miedo», «no me valoro», «esta vida es un desastre», etc.

Todos esos pensamientos negativos pueden ser cambiados de manera paulatina por otros más positivos. Es cuestión de practicar, de crear hábitos, de entrenar, de hacerlo a diario; así? llegará el día que nuestra tendencia más optimista salga de nuestra mente de manera «automática», de manera natural; tal y como conducimos o escribimos ahora mismo. En próximos artículos podremos ver algunas herramientas que nos ayuden a dinamizar ese entrenamiento para nuestro cerebro.