No me pises que llevo chanclas, ya estamos en pleno verano, el calor aprieta y nada mejor que una buena sandía para refrescarse. De camino a la playa comienzan a instalarse los típicos puestos de fruta de venta ambulante. Entre radar y agente de la Guardia Civil ´camuflado´, el tío Juan ha cambiado las patatas por las sandías y el melón, mucho más agradables en esta época estival. Pero, ¡cuidado!, aunque tengan buena pinta y con esto de la crisis ´salgan a cuenta´, pueden llevar de regalo más químicos que el pastillero de un turista del balneario de Los Alcázares. Lo digo por el contrabando de sandías, ya que hace poco la policía consiguió desbaratar un gran ´alijo´ de estos melones de agua. Sandías que estaban tratadas genéticamente y eran hermosas, pero sólo de pensar que podrían poner en peligro la salud le hacen temblar a uno. Y es que, en verano, se produce la escapada migratoria de médicos del hospital Santa Lucía, así que mejor tener cuidado con donde se compra la fruta. No vaya a ser que por ahorrar nos quedemos sin disfrutar del bañico en Calblanque. ¡Y désen prisa!, porque en unos días habrá que pasar por caja para darse un chapuzón en este paraíso.