El nuevo entrenador, aunque veterano en el club, es Garre, designado por Valcárcel para ocupar su puesto lo poco queda de legislatura. Nadie cuestiona, es cierto, que el nuevo presidente quisiera darle una impronta personal a su gobierno, y que aparte de las dos imposiciones en clave interna, Pedro Antonio Sánchez y Juan Carlos Ruiz, moldeara su equipo para funcionar lo que queda de temporada. Lo que no se entiende es que, también en los cargos intermedios, haya puesto la casa ´patas arriba´.

Si alguien pensaba que esto sería un relevo protocolario de presidente, ya puede estar empezando a cambiar de opinión. Aquí ha habido una reestructuración en toda regla que ha afectado a gran parte de los 63 altos del gobierno regional. No sólo a jefes de Gabinete o secretarios generales, sino también a directores generales que han pasado de una dirección general a otra como si fueran cromos intercambiables.

Aquí ha habido nombramientos truncados, como el de Del Toro, expresidente de la patronal CROEM, llamado a dirigir el Instituto de Fomento, cargo al que renunció por sufrir, según él, una campaña difamatoria por parte de «algún preboste del Partido Popular que ya reside demasiados años en un palacio ribereño de esta capital y está haciendo mucho daño al PP y a Murcia», en clara alusión al alcalde Cámara. Y habrá futuros relevos, sin ir más lejos, en la presidencia de la Autoridad Portuaria de Cartagena, que sólo se explican desde la amistad.

Aquí se han llevado a cabo cambios de nombres en ciertas consejerías con una ligereza que asombra. Sin que haya cambiado el titular de Educación, se ha reestructurado esta Consejería que pasa ahora a llamarse de Educación, Cultura y Universidades, con el consiguiente baile de cargos. Llega un momento en que ni se cambian los rótulos identificativos. Total, para lo que van a durar.

Lo cierto es que aquí todo el mundo parece actuar como si el tiempo no contara, como si tras unas elecciones, se prepararan para gobernar toda una legislatura. Es verdad que es mucho lo que se juegan los dos aspirantes, Sánchez y Ruiz, y no van a pararse en barras. Pero, ¿Garre?

La pregunta es cuánto va a costar todo este trajín, no sólo en términos económicos sino de funcionalidad, de eficacia, en estos tiempos de crisis. ¿Alguien cree que se puede acometer un programa de Gobierno con sólo cinco o seis meses por delante? Pues ese es el periodo que les quedará a los nuevos nombrados una vez que se descuente el tiempo que necesitan para tomar posesión y el que no podrán utilizar por estar en funciones, que coincidirá con el final de la legislatura. Y cuando decimos tomar posesión, nos referimos a aterrizar, familiarizarse con la problemática de su departamento, adaptarse a los nuevos equipos, proponer soluciones, elaborar proyectos. ¿Qué queda entonces para llevarlos a la práctica?

Está muy bien oír decir, por ejemplo, a la nueva directora del Info que llega dispuesta a escuchar a las empresas. Pero, ¿qué hacía entonces el anterior? O a Juan Carlos Ruiz pedirle a sus nuevos directores «cercanía hacia los ciudadanos». ¿No la tenían los anteriores? Teniendo en cuenta que lleva meses poner en marcha una maquinaria administrativa, y la regional no es de la menos burocráticas, cuesta entonces entender, desde el punto de vista del ciudadano, tanto cambio y tanto relevo nominal con las próximas elecciones autonómicas a la vista. Todo se explica muy bien, sin embargo, desde la óptica política. Aquí cada uno está tomando posiciones, pertrechándose en su feudo, para dar la próxima batalla. También Garre. Que ya empieza a levantar la mirada, como si la vista le alcanzara más allá de esta legislatura.