Francesc Vilanova i Bayó, que permanecerá en la memoria como Tito, probablemente nunca fumó un cigarro, y dudo mucho que tuviera escarceos con las drogas. Es muy posible que Francesc Vilanova i Bayó practicara deporte cada día, desde chiquitico, pues fue su gran pasión, y también estoy seguro de que procuraba como el que más mantener hábitos saludables, como cuidar al máximo su alimentación, pues conservó el tipo hasta el último día, aunque no le quedaran tan bien los trajes como a su amigo y predecesor en el banquillo del Barça. Francesc Vilanova i Bayó estaba en mejores condiciones que la mayoría de nosotros para afrontar el bofetón que le dio la vida justo cuando estaba en la cresta de la ola. Y, además, no escatimó en medios, e incluso se fue a Nueva York para ser tratado con los mejores medios. Pero, como decía mi abuelo, todos tenemos marcada en el libro gordo de San Pedro, con letras de oro, la fecha de entrada en el otro barrio, así que da igual lo que hagamos o dejemos de hacer ese día, porque tenemos el billete reservado. Y a Tito le esperaban por ahí arriba el 25 de abril de 2014. La puta vida...