Somos muchos los que a diario nos perdemos por esto de las redes sociales. A estas alturas, todos deberíamos saber la importancia de su buen manejo, pero parece que todavía hay quien no entiende que para poder gestionar correctamente su empresa, también tiene que saber manejar una buena comunicación de crisis, ya sea vía Twitter o Facebook. Ayer me enteré de un caso que sirve de ejemplo de cómo todo se puede volver en tu contra si no sabes manejarte en estos mundos virtuales. La escena es la siguiente: Una clienta de un gimnasio ve una palabra mal escrita en la pared del local. La palabra está en inglés, le parece curioso, le hace una foto y la sube al Twitter para comentárselo a unos amigos suyos profesores de inglés (en ningún momento aparece en el tweet el nombre del gimnasio). Respuesta del gimnasio: Echan a la cliente por haber escrito «un tuit dañino». Mal, según mi humilde opinión. En cuestión de segundos, una amiga de la clienta lo comenta en Facebook, la gente opina, no creen que sea dañino, sale a relucir el nombre del gimnasio y puede que esto termine haciendo daño de verdad a sus dueños, más que una simple foto comentando una palabra mal escrita. Con lo bien que hubieran quedado con un «Sí, está mal, pero en breve se solucionará ;)». Aceptemos nuestros errores.