Se cumplen diez años de la apertura y creación de la Filmoteca Regional ´Francisco Rabal´; una década tras un laberinto tortuoso en su pequeña historia de las gentes que la condujeron, con mejor o peor fortuna, hasta aquí.

Yo dirigí su archivo durante un año. A ella he vuelto con motivo del homenaje al cineasta amateur murciano Julián Oñate; ya lo había hecho hace unos meses en una charla y proyección de un trabajo propio sobre el pintor Gómez Cano. Me satisface encontrarme con sus instalaciones y con Ángel Cruz, amigo fraternal, superviviente, persona que lleva en solitario adelante todo el proyecto e ilusión de aquel 2003 inicial. Me cuenta y pone al día de todo lo que no sabía de su andadura difícil. Él programa, realiza, convoca, coordina, dirige sin ayuda y con el mismo sueldo de hace una década cuando nos conocimos. El vigilante de seguridad, el taquillero, el proyeccionista y el servicio de limpieza; pare Vd. de contar, si se le suma una cabeza política por encima.

Un archivo (la razón de ser de la institución) casi vacío y en precario, un aumento considerable del número de público que asiste a sus proyecciones dedicadas con buen criterio al mundo del cine clásico; muchos universitarios y también gente de mediana edad que quedaron huérfanos de salas de cine en el centro de la ciudad, son los usuarios de esta sala imprescindible para la cultura. En la agenda de Cruz proyectos que quiere poner en marcha con el complemento de encuentros y mesas redondas; me anuncia uno muy interesante sobre el Holocausto judío y sus imágenes; en el tema hay verdaderas sorpresas, cine no conocido y escasamente divulgado.

Este hombre generoso ha hecho, casi y por obligación, de la Filmoteca su casa; él ha resistido y ha ganado ese puesto de confianza a su valía y devoción por el cine. Pero está solo, necesita que se le eche una mano, que el proyecto de la Filmoteca crezca, como estuvo pensado en sus orígenes, seriamente. Que se le asigne un presupuesto para poder llevar adelante una labor necesaria; que la taquilla sea solo un complemento. Es necesario que se vuelva a pensar sobre las recuperaciones de celuloide pendiente, el trabajo quedó interrumpido absurdamente por guerras inexplicables e inexplicadas; estamos ante la necesidad de garantizar nuestro patrimonio y su valoración histórica. Con la recuperación de la obra de Oñate se ha dado un paso; queda toda una carrera por delante. Es un tema de bajo presupuesto y de urgencia prioritaria.

Las instalaciones de la Filmoteca se remodelaron y el anfiteatro antiguo se convirtió, como era lo razonable, en una segunda sala de menor cabida. Las instalaciones están ahí, espléndidas, céntricas, cómodas, deseadas. Falta la revisión definitiva. Décimo aniversario. Buen momento, en teoría.