Afirmar que las previsiones económicas del Gobierno se están cumpliendo es un insulto a la inteligencia general de un (des)Gobierno preocupado y más ocupado en ´otras cosas´ que la triste realidad que nos toca vivir: ha elevado el objetivo de déficit para este año al 6,3%, frente al 4,5% previsto inicialmente; el saldo negativo para 2014 se ha fijado en el 5,5%, que este año se perderán, como poco, 3,4% de puestos de trabajo en un país, el nuestro, que soporta la inadmisible cifra de seis millones de desempleados, número que por sí solo es prueba fehaciente de su incapacidad absoluta, del castigo sin compasión a los que menos tienen, de subidas de impuestos que criticó en la oposición y que hoy ahogan a los muy maltrechos bolsillos de los ciudadanos a los que les infringe recortes inasumibles y que traspasan todas las líneas rojas.