El avispero egipcio. El nuevo presidente egipicio, Adll Mansur, declaró hace unos días sus intenciones de acercamiento al régimen sirio de Bashar el Asad. Cosa harto improbable. Hay que tener en cuenta que el pasado golpe de Estado se ejecutó para contrarrestar el influjo islamista en la región. El príncipe heredero de los Emiratos Árabes Unidos, Bin Zayid, y el rey Abdullah, de Arabia Saudí, diseñaron un plan para evitar las ramificaciones de la Primavera Árabe, que pondrían en peligro la continuidad de las monarquías petroleras del Golfo Pérsico. El derrocamiento de Mursi es bien sabido, además, que fue apoyado por la CIA. El golpe de Estado, que ha contado con el silencio sospechoso y cómplice de las cancillerías occidentales, ha supuesto la inyección, por parte de EE UU, de 12.000 millones de dólares de ayuda a Egipto para 'estabilizar la economía' y la promesa de la continuidad de la financiación al Ejército, el gran protagonista de las revueltas, por valor de 10.000 millones de dólares anuales.

El apoyo al nuevo régimen por parte de EE UU y las monarquías petroleras del Golfo es, pues, incompatible con el acercamiento egipcio a Siria, un país que, como es sabido, está siendo destrozado con el apoyo occidental a los grupos rebeldes. Un primer paso para desestabilizar a Irán. El 'avispero' egipcio y la guerra de Siria no son sino unas piezas más del engranaje diseñado para consolidar la presencia estratégica de EE UU en la región.

Tragedia y negocio. Aún conmocionado por la tragedia del pasado día 24 en Santiago de Compostela, oigo que ese accidente no iba a afectar a la credibilidad de las empresas exportadoras de material ferroviario a países como Canadá y EE UU, pues fue un 'fallo humano'. Está claro que hay quienes no pueden disimular su obsesión por la cuenta de resultados empresariales, incluso en momentos tan tristes como éste.

Rajoy no da explicaciones. Como era de esperar, Rajoy ha hecho oídos sordos a las voces que le reclamaban explicaciones para aclarar el galimatías del caso Bárcenas. Decididamente, este presidente ha perdido totalmente su credibilidad. Se aferra al poder precisamente cuando éste huele a podrido. Por el bien del país, debería retirarse con el anuncio de elecciones anticipadas, habida cuenta del descrédito en que ha caído su Gobierno.

Por otra parte, no nos ha sorprendido la salida por la puerta falsa del presidente andaluz, José Antonio Griñán. El 'sacrificio' de este parlamentario, presidente del PSOE y secretario general de ese partido en Andalucía, se nos antoja un mal menor impuesto por la dirección federal para tratar de frenar el declive. El caso de los ERE ha tenido, por descontado, mucho que ver. Pero, con su dimisión, se pretende proyectar una imagen de renovación en la persona de Susana Díaz. Pese a ello, estos gestos no logran ocultar la caída libre, también por la corrupción, que experimenta el PSOE.

De aeropuertos y puertos. He disfrutado de unos días de asueto en El Mojón. En mis paseos matinales en bici me acerqué frecuentemente al puerto deportivo de San Pedro del Pinatar. Recuerdo que fue una actuación que, en su día, fuimos incapaces de frenar. Y me indigna intuir que los propietarios de algunos de esos lujosos yates se muestren, con seguridad, indiferentes a la penuria y pobreza crecientes en esta Región.

Y mis paseos vespertinos por la playa de la Torre Derribada, que se prolonga hasta el puerto de San Pedro del Pinatar, me están sirviendo también para reflexionar (¡Cómo no hacerlo ante la belleza natural de estos parajes!). Y me viene a la mente, en primer lugar, el fallido aeropuerto de Corvera, uno de los proyectos faraónicos de este nuestro presidente. Y recuerdo Corvera porque el tráfico del aeropuerto de San Javier en esas horas de la tarde, cuando el espacio aéreo que ocupa por las mañanas la Academia General del Aire queda libre, es más que notable. Y me pregunto: ¿Era necesario otro aeropuerto, bautizado pomposamente como 'internacional'?