Seis es el número clave que marca la frontera del precipicio social y al que España se asomará en 2013. Hablo del drama de los seis millones de parados, muchos de larga duración, cuyo horizonte laboral se ensombrece año tras año. Sólo a medio plazo seremos plenamente conscientes de la nueva dualidad que se está forjando entre aquellos que tienen acceso a un trabajo y los que no. La mayor tasa de paro está redibujando el mapa de la exclusión, incrementando los riesgos asociados a la pobreza. Harán falta décadas para que sane esta herida.

Otro número, el siete: objetivo real de déficit público para 2012. Cualquier otra cifra por encima de esta cantidad supondría encender de nuevo la chispa de la desconfianza financiera, el cierre de la escasa liquidez existente y un renovado ataque sobre la prima de riesgo española. Cerrar por debajo del siete demostraría que el país cumple con sus obligaciones y que Rajoy está decidido a cumplir con Bruselas cueste lo que cueste. Fracasar, en cambio, nos empujaría al fiasco griego, con la desconfianza extendiéndose como una peste sobre el prestigio de nuestras finanzas. La buena marcha económica -o no- de 2013 dependerá mucho de la cifra final del déficit del año anterior.

Seguimos con los números, esta vez el noventa. En su ya clásico e imprescindible Esta vez es distinto, el profesor Kenneth Rogoff subraya esta tasa de endeudamiento como la cifra maldita a partir de la cual los Estados entran en un campo plagado de minas. Deber el 90% del producto interior bruto pone en riesgo la viabilidad de muchas de las políticas del bienestar (pensiones, sanidad pública, educación o seguro de desempleo), así como el mantenimiento de las infraestructuras y de los programas de I+D. De acuerdo con las proyecciones, más o menos oficiales, España cerrará 2013 por encima de esta cantidad. Mal augurio.

El cero representa la nada, pero Moncloa lo vendería como un éxito. Con la caída abrupta del PIB nacional - los analistas hablan de un descenso cercano al punto y medio para este año-, cerrar 2013 en tablas seguramente sea imposible. Sin embargo, es muy probable que los primeros seis meses de este año constituyan el punto más bajo del actual ciclo depresivo y que los meses de verano anuncien las primeras señales - todavía débiles- de recuperación económica. Me temo que todo dependerá del contexto internacional, básicamente EEUU, China y Europa. O, al menos, buena parte.

67 es el número que siempre tiende hacia arriba. Me refiero, claro está, a la edad de jubilación, cuya reforma se prevé cercana. Dentro o fuera del Pacto de Toledo (y empujado por la realidad demográfica), el Gobierno va poner coto a las prejubilaciones, además de extender a toda la vida laboral el periodo de cálculo. Las consecuencias más obvias son que nos jubilaremos más tarde y por un montante inferior al de la generación de nuestros padres. ¿Será suficiente? Todo apunta que no, así que conviene ir haciéndose a la idea de que muy pronto, el 67 se convertirá en 68 y luego se añadirá uno más y así hasta llegar a los 70. Para entonces, España será un país envejecido. Podríamos hablar de otras cifras. El 21 corresponde al tipo máximo de IVA, pero también al de las retenciones practicadas a profesionales o a los dividendos. Sospecho que esta cantidad no se incrementará en 2013, aunque quizás sí en 2014. ¿Subirá también la ratio oficial de alumnos por aula en infantil, primaria y secundaria? ¿Cómo quedaremos clasificados en el nuevo examen de PISA? ¿Se seguirán encadenando descensos en la venta de inmuebles? ¿Y continuará el IPC por encima del 3%? Todavía es pronto para saberlo.