Hay tuits que los carga el diablo. Otros, sencillamente, son dinamita pura. La red social se ha convertido en fuente de titulares. La información fluye en lapsos de tiempo muy cortos. Esta semana saltaban al mustio debate político regional mis mensajes cruzados con la cuenta oficial de Aena Aeropuertos, integrada dentro del Grupo AENA. El community manager (así se denomina la persona encargada de gestionar la cuenta) realizó dos afirmaciones de relevancia. La primera era que el cierre de San Javier no estaba sobre la mesa y la segunda que Corvera no figuraba a efectos de red dentro de AENA y, por lo tanto, el grupo no era responsable del mismo. Un bomba que tardó solo veinticuatro horas en ser desactivada de forma institucional.

Que la Región de Murcia es una Comunidad atormentada, en parte, por los excesos de la burbuja inmobiliaria es un hecho claro. La otra parte del tormento procede del perfil político de los mandatarios que ha tenido y tiene. La historia del aeropuerto de Corvera es un amasijo de egos, complejos provincianos, aspiraciones fallidas, traiciones y zancadillas. La versión oficial que pregona la Comunidad Autónoma es un producto destilado de toda realidad. Miremos al pasado.

Murcia-Alicante. El enfrentamiento entre los lobbies empresariales murciano y alicantino ha tomado derroteros diversos. Sinergias cuando se trataba de pedir agua, puñales cuando se rascaba „erróneamente„ en su mercado turístico. El aeropuerto de Alicante hizo despegar el ´modelo Benidorm´ y con él el resto de la Costa Blanca. Murcia fracasó en su copia de La Manga destrozando para siempre un activo turístico único en Europa. El poco éxito de aquella incursión, sin embargo, estuvo respaldado durante muchos años por el uso civil del aeropuerto de San Javier. Éste satisfacía, además, la comodidad en cercanía del aeródromo para muchos ilustres burócratas de toda índole residentes en el área de Cartagena.

La aspiración de Murcia a construir y explotar su propio aeropuerto se sustentaba en dos hechos. Primeramente las limitaciones técnicas y de crecimiento que San Javier presenta debido a su emplazamiento y carácter militar. En segundo lugar está el volumen de pasajeros que usan anualmente El Altet con destino o procedencia a la Región de Murcia (en torno a un 40% del total). La Comunidad Autónoma esgrime estas dos circunstancias para exigir la legitimidad de su aeropuerto. Aunque logra el apoyo de un sector mayoritario del empresariado „en Cartagena siempre miraron con recelos este nuevo proyecto„ es en Alicante y en Madrid donde se dan de bruces con otra realidad nada amigable. Era el principio de la década pasada. Gobernaba José María Aznar, Álvarez-Cascos era ministro de Fomento, y Trillo „natural de Cartagena, diputado por Alicante„ era ministro de Defensa. El lobby empresarial alicantino maniobró a través de Trillo y Zaplana para frenar el proyecto de Corvera. El Ministerio de Defensa presentaba numerosas trabas en lo que respectaba al espacio aéreo y su compatibilidad con otro hipotético aeropuerto comercial. Asimismo el ministerio de Fomento del señor Cascos „enemigo político del equipo de Valcárcel„ hacía lo propio desde sus competencias para neutralizar este proyecto.

A pesar de que Valcárcel era el presidente de Comunidad Autónoma con el techo electoral más alto de España, de poco le sirvió para lograr favor alguno de Cascos. Éste no solo bloqueó su aeropuerto, también perjudicó las inversiones ferroviarias en Murcia. En el año 2000 Trillo y Cascos, Defensa y Fomento, firman un protocolo de actuación en aeropuertos militares con uso civil en el que se incluyen varias actuaciones en San Javier. Asimismo comenzaba a plantearse la necesidad de ampliar la capacidad del aeropuerto de Alicante.

Era Zapatero. Con la llegada de Zapatero en 2004 la cadena de disparates siguió su curso. AENA habrá ejecutado en el período 2005-2014 un total de 674, 47 millones en El Altet. De ellos el grueso se destina a la construcción de una nueva terminal con capacidad para veinte millones de pasajeros desaprovechando las existentes T1 (renovada en 1996) y T2 (inaugurada en 2008). No está mal para ser Alicante una provincia sin el favor político, solo en apariencia, de ese Gobierno. El desatino de todo el embrollo continúa.

En mayo de 2007 comienzan finalmente las obras de construcción del aeropuerto de Corvera. En teoría las presuntas incompatibilidades con las operaciones militares estaban resueltas y, por fin, el PP de Murcia veía la luz a su proyecto estrella. La Comunidad Autónoma gasta, además, treinta millones en los accesos al aeropuerto. La historia se vuelve más rocambolesca. En ese mismo año avanza la colaboración del protocolo Defensa-Fomento iniciado en el año 2000. La reelección de Zapatero en 2008 colocó a Rafael González Tovar en la delegación del Gobierno de Murcia. Sus malas relaciones con San Esteban eran un secreto a voces. En aquella tesitura lo más lógico habría sido mediar para suprimir las obras previstas en San Javier (construcción de una segunda pista y trabajos en la terminal, torre de control y aparcamiento). Ocurrió lo contrario. El Estado desembolsó una cuantía cercana a los setenta millones. González Tovar abogaba por la coexistencia de ambos aeropuertos, probablemente movido por una voluntad de desgastar el infinito techo electoral de Valcárcel y reanimar al zombie del PSRM. En 2009 la Comunidad Autónoma avala con doscientos millones de euros a la concesionaria del aeropuerto con aval de vencimiento a los dos años.

Más impedimentos. En diciembre de 2011 las obras del aeropuerto de Corvera llegan a su fin y se anuncia, finalmente, su apertura en 2012. Como no podía ser de otra forma en Murcia, vuelven a surgir más impedimentos. El pasillo aéreo negociado con Defensa y el cierre de San Javier vuelven a la ruleta del debate. AENA se niega a cerrar San Javier sin una compensación por los setenta millones allí malgastados. La Comunidad aboga por que sea el ministerio de Defensa quien los asuma en tanto que la Academia General del Aire sería la beneficiaria de los mismos. El ministerio de Defensa muestra su oposición. Por otra parte, la concesionaria Aeromur se niega a operar si San Javier no cierra a pesar de no tener definitivamente todos los permisos correspondientes. Paralelamente está la asimilación en Corvera de los trabajadores de Aena en San Javier. Existe también el miedo del gabinete de Ana Pastor al fracaso de Corvera. Entretanto la Comunidad se enfrenta también al vencimiento del aval. Asimismo la planificación de rutas aéreas requiere, como mínimo, de seis meses de antelación y la temporada suele configurarse el anterior. Está por ver también qué compañías operarán en Corvera y si serán low-cost mantenidas con subvenciones del Gobierno regional.

Murcia es diferente. A cualquier inversor externo medianamente instruido el dislate de Fondos Europeos en Alicante „sin cotejo en España„ y San Javier le daría a entender el origen de muchos los males por los que atraviesa la economía española. Sus señorías murcianas dicen que esto no es Castellón ni Ciudad Real. Atinan en su afirmación con exactitud. Ambas tienen, por lo menos, servicios ferroviarios competitivos de altas prestaciones. Murcia es, en efecto, diferente; una suerte de taifa díscola a caballo entre la irrisión y la ridiculez.