Las incoherencias territoriales han arrastrado a los dos partidos de gobierno a un escenario de indignación generalizada. Desde la Transición la izquierda se ha erigido en torno a lo progresivo y democrático de la corriente descentralizadora. Por tanto otra alternativa supone lo opuesto; regresión y totalitarismo. Esta semilla ha germinado y los frutos recogidos no son buenos. España es un país artificialmente fragmentado con una cohesión interna cada vez más divergente. Justo lo contrario de los principios fundacionales de la Unión Europea .

Las torpezas del modelo autonómico son minuciosamente conocidas en las ejecutivas de Ferraz y Génova. Manejan la situación piramidal de todos los niveles administrativos. El problema es de discurso; desdecirse a sí mismos sería como admitir la perseverancia del mismo error en el tiempo. ¿Quién puede romper este bucle? El PSOE. Si el socialismo deshiciese su estrategia bilateral camuflada y se presentase bajo unas únicas siglas en todas las circunscripciones la cordura sería posible. Sin embargo, sus dos baronías más importantes, Andalucía y el anexo del PSC se lo impiden.

No se puede aplazar sine die la reforma administrativa que España necesita. El aumento de las bolsas de pobreza, la emigración del talento y la fuga de capitales se agravan por la parsimonia gubernamental de un país en estado refractario. En mitad de este torbellino los movimientos independentistas vasco y catalán crecen con fuerza a consecuencia de haber usado la territorialidad, la lengua y la educación con fines electorales. Habría sido tan sencillo como facilitar los servicios dependientes de la Administración en las dos lenguas cooficiales. Es la capacidad de elegir la que normaliza la situación de un enfrentamiento lingüístico ficticio que fracciona una sociedad. El nacionalismo no claudicará en sus aspiraciones soberanistas. No obstante, el constitucionalismo debe analizar por qué su discurso sin reminiscencias regionalistas ha dejado de ser atractivo.

En países emergentes, como el caso de Chile, oposición y Gobierno respetan un margen pactado en política económica, interna y exterior. Los resultados son de prosperidad. En España se hizo añicos desde el momento en que unos territorios fueron, por medio de la ley, más que otros.

El PSOE debe repensar sus postulados básicos; qué modelo económico quiere „producción o subvención„, y qué organización territorial desea „sentimentalismo decimonónico o pragmatismo eficiente globalizado„. En caso de transformarse arrastrará por inercia al PP en la tarea de desarmar el freno institucional al crecimiento. El juego de la ideología, cuando el sustento económico no existe, es la mayor insensatez a la que un país catatónico puede recurrir.

Las bisagras del Estado nunca debieron ser nacionalistas sino nacionales. La socialdemocracia europea está desfasada con respecto al mundo en crecimiento, el más atractivo para la inversión. Desgranar las contradicciones es un proceso doloroso, necesario. Una democracia atrapada en una crisis de deuda, sin alternativa política clara y en proceso de desmembramiento posee una difícil salida. Si el PSOE es incapaz de ofrecer unidad y cae en la tentación de echarse en los brazos de la izquierda más radical para hacerse con el poder, España difícilmente podrá superar sus circunstancias presentes.

El partido está descompuesto en sus cúpulas y un ejemplo de sus consecuencias periféricas es el PSOE-PSRM. El reciclaje socialista depende de un sentido de la responsabilidad hasta ahora descuartizado. Su masa de votantes desencantados crece, la de la derecha también. Dar la espalda a la sociedad y ponerla contra las cuerdas de la frustración es una irresponsabilidad para quienes dicen tener vocación de servicio público. El recelo del votante gangrena el partido. Las amputaciones son traumáticas y dolorosas; la única solución para salvar el resto. El tiempo juega en su contra. También en la de los españoles necesitados urgentemente de un arco parlamentario cabal dispuesto a tomar decisiones en beneficio de la mayoría del país y exigir responsabilidades de este desastre.