Tras el informe de los economistas murcianos sobre la situación regional, alguna prensa ha destacado la noticia sobre la necesidad, según esos economistas, de que Valcárcel haga un recorte más severo en altos cargos. Correcto. Pero es que lo más noticioso de lo que han dicho o sugerido los economistas no es eso, sino que el ´tijeretazo´ que se ha metido a los funcionarios ha sido poco. «No es la solución, aunque va por el buen camino». No es la solución, pero no porque no sea la solución (ése es el argumento de los sindicatos de izquierda), sino porque, de tan tímida, ha sido poca solución, así que el ´buen camino´ es tirar justo por donde los sindicatos no ven ningún camino.

Los que entienden de esto mantienen que nuestro futuro económico pasa por que los funcionarios cobren algo menos y, a medio plazo, haya cada vez menos funcionarios. Es decir, justo lo contrario de lo mantenido en las protestas callejeras de estos días contra las medidas económicas de Valcárcel. Esas medidas no pueden ser malas por una cosa y por su contraria. Aunque el Gobierno regional ha puesto un empeño sobrehumano en que esas medidas, en efecto, resulten malas por una cosa y por su contraria. Cuando las promulgó y las aprobó urgentemente en la Asamblea, porque se ganó la contestación en la calle, y cuando se echó para atrás y también aprobó eso en la Asamblea, porque se quedó sin medidas.

Hay admiradores de oídas de Maquiavelo que dicen que esto es una lección ´maquiavélica´ del Gobierno de Valcárcel de cómo hacer que los funcionarios se sientan agradecidos, al ponerles primero en lo peor y luego en lo mucho menos malo. En realidad, Maquiavelo habría corrido a gorrazos a algunos miembros del Gobierno regional, porque primero ahorró un dinero y perdió parte de su ´imagen social´, y luego el Gobierno no ganó esa parte de ´imagen social´ y dejó de ahorrar también el dinero. Genial jugada. Como para enseñarla en las escuelas de estrategia.

Entre los economistas, tradicionalmente, suele haber no pocos criptomarxistas, más aún que keynesianos, que, tengo para mí, se convierten en auténticos expertos en economía sólo para poder aplicar sus proclamas antieconómicas. Pero incluso los criptomarxistas han creído que, dada la situación, no pueden seguir jugando a la economía-ficción como si no pasara nada, y se supone que también ellos están detrás de un antipopulista ´Barómetro´ murciano que hubiese firmado con gusto la mismísima Margaret Thatcher. Esto, claro, no parece que tenga demasiado que ver con lo que dicen UGT, CC OO o el PSOE sobre la política económica que debe hacer el Gobierno regional. Claro que el Gobierno regional ya se encarga de que el primer contradictor contra su propia política sea él mismo.