La prescripción no todo lo iguala, aunque lo borre penalmente. El Tribunal Supremo fue unánime al absolver a César Alierta porque el ´caso Tabacalera´ había prescrito. La noticia se supo el día que se jugaba el Sorteo de la Navidad para el que muchas personas compraron billetes y participaciones esperando que les tocara algo e imaginando el Gordo (por un décimo de 20 euros un premio de 300.000).

Alierta presidía Tabacalera en 1997 con una retribución que millones de personas sólo pueden conseguir como premio de la lotería.

La Audiencia Provincial de Madrid, (sentencia del 17 de julio de 2009), consideró probado que cometió delito de uso de información privilegiada para sacar un provecho económico mediante el acopio de un considerable número de acciones de Tabacalera pero lo absolvió por prescripción del delito. O sea, que el que había sido presidente de la Asociación Española del Mercado de Valores, la patronal de la Bolsa, cometió el delito a tiempo de obtener un beneficio de 1,86 millones de euros (equivalente a 6 décimos premiados con el Gordo del pasado día 22) pero la Justicia llegó a investigarlo cinco años tarde (cuando se admitió a trámite la querella de una asociación de consumidores que denunciaba los hechos).

La absolución por prescripción no borra que haya cometido el delito, que se da por probado. La acusación nunca afectó a su carrera. Tampoco lo hará el reconocimiento del delito. César Alierta es presidente ejecutivo de la empresa cotizada Telefónica S.A., está cargado de premios y de reconocimientos de influencia.

El que no tenga posibilidades de delinquir con grandes beneficios sin salir de su trabajo piense que aun llega a tiempo para participar en otros sorteos importantes. Si Zapatero logra cumplir alguno de sus plantes, la lotería pronto estará privatizada y así le tocará a más gente sin necesidad de jugar.