Por imperativos de la edad y por la imprudencia de sus directores, he firmado en la práctica totalidad de los periódicos y revistas españoles –incluso, o sobre todo, en ¡Hola!–. Idem para radios y televisiones, aunque rechacé intervenir en Crónicas marcianas y La noria, porque hasta los bufones tenemos un límite.

Por importante que fuera el altavoz, mi triste aunque siempre pedante contribución nunca alcanzó la repercusión de las apariciones en diversos horarios y formatos de CNN+, sin consonancia con la audiencia ni con la remuneración. Este canal consiguió que me tomaran en serio. En algún caso me citaban frases que había pronunciado, cuando el único impacto de una comparecencia televisiva es el color de la camisa que llevas.

La percepción personal se ha asentado a realidad estatal en forma de duelo colectivo, ahora que CNN+ ha sido sustituido por CNN–. Queda claro que el canal definía la frontera entre mirar la televisión o atender a lo que dice, el espectador activo sin necesidad de incurrir en el Homo eructus que enriquece Internet con sus comentarios.

La retirada de la marca confirma que el fenómeno televisivo más importante de los últimos tiempos es la extinción de la información en la pequeña pantalla, otra noticia que carece de hueco en los telediarios.

Cuando CNN+ se quita de medio, adquieren aureola legendaria los espacios compartidos con José María Calleja, Antonio San José, Victoria Lafora, Francisco Basterra y demás resistentes de la información. Iñaki Gabilondo merece siempre un capítulo aparte, y tengo que frenarme para no incurrir en el catetismo de quienes jugaban con Zidane y se hacían una foto con él. Me han asaltado personas compungidas –en Mallorca, en Valencia–, con un desolado «¿qué veremos ahora?».

Podría haberles respondido que yo seguía en canales como éste, pero mi trabajo no les preocupaba. Masivo al desaparecer, CNN+ cumple el precepto postmoderno de que la nostalgia de las cosas importantes embarga a quienes las desconocían, como el interés por la conservación de geografías que nunca habitaremos. Sigamos tratando a la información con ligereza gratuita, nos sobrará tiempo para arrepentirnos.