Cuando los cambios se han asimilado, es fácil relativizar o, peor aún, olvidar los esfuerzos de quienes ayudaron a generarlos en un primer momento. Del intento de reivindicar una publicación capital para el movimiento LGTBI en España surge 'Zero, la revista que sacó del armario a un país', serie documental de dos episodios que Movistar Plus+ estrena este miércoles, día 28, Día del Orgullo Gay

"Estaba en una conversación con un par de chicos gays, de unos veinte años, que ni siquiera habían nacido cuando salió la revista, y me la pusieron a caldo", explica Mario Suárez, antiguo primer becario de 'Zero', redactor jefe de la misma entre 2003 y 2005 y ahora productor de la serie. "Se quejaban, por ejemplo, de la preponderancia de la musculoca, que por entonces era lo único que podíamos ser para conseguir una serie de objetivos. Demostraron tal falta de información que dije… Esto no puede ser. No puede ser que esta gente no sepa lo que pasó hace solo veinte años". 

Un puñado de ejemplares de la rompedora revista 'Zero'.

En la serie que dirige Damián Einstein ('Galácticos', 'Destino Confidencial') y ha escrito Diego Sabanés, la historia de la revista, fundada en Madrid en 1998, se desdobla en crónica de un proceso de cambio social, político y cultural que tuvo su clímax en 2005, cuando el Congreso aprobó la ley del matrimonio homosexual; o, según se mire, en 2012, tres años después de dejar de publicarse 'Zero', cuando el Tribunal Constitucional rechazó el recurso del PP contra ese avance hacia la igualdad. "Ahí terminaba una lucha por una consecución de derechos en la que la sociedad había ido claramente por delante", dice Suárez. 

Un verdadero foro

De especie de fanzine cocinado por voluntariosos estudiantes de periodismo de la Complutense, 'Zero' pasó a lustrosa revista de distribución nacional: seguramente la única ventana a la posibilidad de un colectivo gay para personas que se sentían solas y se veían obligadas a esconder su identidad por todos los rincones de España. Solía haber entre tres y cuatro páginas de cartas, lo que la convirtió en verdadero foro. "Existía una imperiosa necesidad de comunicarse –explica Suárez–. Y conectamos a muchos gays; conectamos lo que ocurría en Madrid con lo que ocurría en otras provincias. Sirvió para unificar. Varios factores coincidieron para generar comunidad: el auge de Chueca, la aparición de 'Zero' o el final de la segunda legislatura de Aznar, con Ana Botella como baluarte en Madrid". 

Los lectores de la revista podían plantarse en la redacción para conocer a sus responsables, sus nexos con otro mundo posible, gente como el propio Suárez u otras cabezas parlantes del documental: Miguel Ángel López, el que fuera su director; el fotógrafo Eduardo P.V. Rubaudonadeu, su director de (potente, provocadora) imagen, su LaChapelle; el director adjunto Ricardo Llamas, encargado de la línea política, o Miguel Bañón, experto en estilo(s). 

Salir del armario en papel

También hablan, y con necesario orgullo, los protagonistas de algunas de sus portadas más emblemáticas, como el coreógrafo Nacho Duato o el presentador Jesús Vázquez (en el interior, crucificado cual Jesucristo, en referencia al trato que sufrió tras verse injustamente implicado en el caso Arny), ambos salidos públicamente del armario en 'Zero', o el polifacético Boris Izaguirre, columnista de la publicación. "Se sienten orgullosos de haber formado parte de nuestra historia y, por tanto, de la historia de su propio colectivo", dice Suárez. "Ahora son conscientes de que ese acto dejó huella, fue valiente, fue fundamental para miles de personas… Fueron pequeños escalones para llegar a un fin". 

Otras portadas señaladas estuvieron protagonizadas por valientes representantes de instituciones tristemente ancladas en el machismo: recordemos al teniente general del ejército José María Sánchez Silva, fotografiado además con el uniforme, o el fallecido sacerdote católico Pepe Mantero, al que excomulgaron por salir en la revista. 

Pequeño escalón a pequeño escalón, en la redacción de 'Zero' pasaron de que casi nadie les cogiera el teléfono a que les llamara José Luis Rodríguez Zapatero para ofrecer otra entrevista (la de 2008, después de las publicadas en 2002 y 2005). Antes había aparecido en su portada Gaspar Llamazares, el que fuera coordinador general de Izquierda Unida. Pasqual Maragall posó en ella en 2003, cuando era candidato socialista a la Generalitat y su sueño incluía, decía el titular, 'la sociedad plural'. 

Todo lo que queda por hacer 

La aportación de 'Zero' es indiscutible. Y, sin embargo, al asomarnos a las noticias podemos creer que todo el camino andado ha sido medio en vano. Según los datos de la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (FELGTBI) en su informe 'Estado del Odio 2023', que fue presentado el mes pasado, alrededor de 280.000 personas han sufrido agresiones por su orientación o identidad sexual en algún momento de los últimos cinco años. "Yo creo que no ha habido un solo gay que no haya sufrido alguna agresión", precisa Suárez. "Del mismo modo que todos las mujeres se han sentido acosadas, todos los gays hemos sufrido algún acoso, algún insulto. Más allá de estos delitos que se puedan denunciar, hay muchas agresiones desde el colegio. Y hay que empezar desde ahí, desde abajo, para evitar que sigan sucediendo".

Sobre los riesgos de la alianza del PP con Vox cara al 23J, Súarez tiene palabras de temor, pero también de esperanza. "Creo que ciertos pasos legislativos no se podrían desandar. El problema vendría en los pasos hacia atrás en políticas de educación o integración. O en una Ley trans que no está muy asentada aún". Muchos políticos y votantes harían bien en dedicar un par de horas de su vida al visionado de 'Zero, la revista que sacó del armario a un país'. 

De Jesús Vázquez crucificado al primer coronel homosexual: cuatro portadas icónicas


Nacho Duato (1999): "Fue uno de los primeros en hablar abiertamente de su sexualidad, de sus miedos desde adolescente, y además desde un cargo como el de director de la Compañía Nacional de Danza". 

 

Jesús Vázquez (2000): "El hombre más bello de la televisión confesaba su homosexualidad después de pasar un calvario público. Una posición muy valiente que abrió paso a muchos otros homosexuales dentro de ese sector profesional. Él fue el primero".

 

José María Sánchez Silva (2000): "Sabía que jugaba con un estamento machista y homófobo, y terminó pagándolo con un acoso brutal hasta que se retiró de la vida pública. Su portada fue una de las importantes de la historia de España. Todavía hoy son pocos los que han hablado desde dentro del Ejército con esa determinación".

 

José Luis Rodríguez Zapatero (2002): "Una portada necesaria en un momento necesario. Hablaba alto y claro de cómo hacer que todos fuéramos iguales ante la ley. Su portada fue la consecución de un cambio social que ya era una realidad. Después regresó reafirmándose en su decisión, ante algunos sectores más conservadores de su propio partido y de otras formaciones políticas".