El pasado día 15 cumplía tres años el programa de Tele 5 'Ya es mediodía' y como regalo se llevaba unos datos de audiencias para estar más que contentos: en mayo batió su récord histórico con un 15% de cuota y 1,3 millones de telespectadores. Sonsoles Ónega (Madrid, 1977), la periodista que lo presenta desde sus inicios, asegura que lo está. Y mucho. Por el programa y por su cadena, Tele 5, a la que le es fiel desde que en 2008 aterrizó en los informativos procedente de Cuatro, cuando esta aún no pertenecía a Mediaset. En estos 13 años ha sido desde cronista parlamentaria a presentadora de 'realities'. Y de todo dice haber aprendido.

-Tres años al frente de un programa diario no debe de ser fácil.

-Lo bueno es que te permite corregir cuando cometes algún error o hay un fallo de apuesta. Pero tienes más riesgo de equivocarte, claro.

-Aunque no se puede quejar: acaba de celebrar el tercer aniversario con buenísimas audiencias.

-Sí, sería una ingrata si me quejara, porque aún no nos creemos que hayamos duplicado la audiencia de esa franja en tres temporadas. No ha sido un programa que despegara en 2018 de repente. No. Ha sido una siembra lenta, pero ha habido fruto y hemos podido seguir creciendo. Todo el equipo disfrutamos mucho con los datos.

En el programa de Tele 5 'Ya es mediodía',rodeada de tertulianos. Mediaset

-¿Han dado con la fórmula? ¿Es este el programa que querían hacer?

-Siempre estamos pensando qué más haremos. Incluso cuando nos va superbien. Creo que el programa ha dado con el formato, aunque siempre se puede mejorar. Pero los ingredientes de la fórmula funcionan. Es una mezcla de actualidad de todo tipo: política, social, de sucesos y de entretenimiento. El programa tiene una estructura bastante sólida que se puede romper en cualquier momento, porque la actualidad manda. Y esto lo hemos visto en la pandemia. Pero el telespectador ya sabe que de 13.30 a 14.30 horas encontrará actualidad.

-Y luego algo diferente.

-Sí. De 14.30 a 15.00 se va a relajar y reír con nosotros. En ese sentido sí que creo que hemos ido dando con la fórmula. Una de las grandezas de este equipo es que ha ido modulándolo sin complejos y corrigiendo casi en directo. Es lo que ocurre cuando en pleno directo te cargas un bloque entero porque la noticia, o la imagen, está ahí. Eso nos pasa bastante. Y a mí me encanta.

-¡No me diga que le gusta que salte todo por los aires!

-Me encanta. Lo confieso. Es más, hay días en que la escaleta está sosa y yo me encomiendo a la última hora pensando: algo pasará. No siempre ocurre, pero a veces sí, y te salva el programa.

-Eso le da vida al programa, claro.

-Le da vida y lo justifica. La intención que tenía Mediaset hace tres años era lograr que en esa franja fuera todo en directo. Y cuando pasan cosas, justificas tu lugar en el mundo. Cargarnos todo para mantener una señal de directo todo el rato, eso es lo que nos da sentido. A veces quedas mal, porque dejas a un invitado tirado, pero, claro, manda la actualidad.

-¿Le quita presión estar en una franja en la que no compite con las reinas de la mañana?

-No, que va. Es una franja en la que no hay un rival identificado. Desde la 13.00 a las 13.30 horas peleamos un rato con Ferreras, un rato con Arguiñano, un rato con 'La ruleta de la suerte', un rato con lo que haya en TVE y mucho rato con las autonómicas, que tienen mucho predicamento en sus territorios.

-Demasiados frentes.

-Competimos con un montón de formatos distintos y esta es la complejidad de la franja. Pero hemos conseguido aunar en un solo formato todo esto.

-Han incorporado contenidos de corazón y de 'realities'. ¿Es imposible prescindir de ellos? 

-Esa media hora final reclama entretenimiento. Somos los teloneros de David Cantero e Isabel Gimeno y es como: vamos a relajarnos antes de volver a la droga dura de la actualidad. Además, el ciudadano en su casa está o cocinando o descansando en el sofá. Y hemos visto que descomprimir un poco la tensión de la última hora funciona. Aunque siempre que lo demande la actualidad lo levantamos. Si hace falta, el 'Fresh' no se hace. Pero el telespectador sabe que esa media hora se va a entretener y nos está funcionando. No habrá cambios.

-Además, Tele 5 tiene mucho contenido: tiene mucho 'reality'. De hecho, usted trabajó en 'A propósito de Supervivientes' y 'La casa fuerte'. Eso sí que es un gran cambio de registro. ¿Se sintió cómoda?

-Me sentí cómoda, porque yo soy un poco así. No estoy todo el rato hablando con mis amigos de política. En cuanto al prejuicio de hacer un 'reality', yo lo voy a hacer lo mejor que pueda y sepa. No tenía resortes ni experiencia y, sin ensayo general, me lancé a conducir los debates de 'La casa fuerte' con toda la emoción para ver qué era eso. Y ahora que ha pasado un año tengo una experiencia muy constructiva desde el punto de vista profesional. Ya sé lo que es: durísimo, muy difícil y hay que tener mucho talento para aguantar como hacen Jorge Javier (Vázquez), Sandra (Barneda), Jordi (González) y (Carlos) Sobera esa tensión tantas horas en directo. 

-Y bregar con un tipo de colaboradores muy determinado.

-No les conoces mucho, ni sus historias. Quizá eso fue lo más complicado: manejar a colaboradores que se han formado para intervenir, interrumpir, estar en un plató... Pero aprendí mucho de cada uno de ellos.

-Habla en pasado.

-Hablo en pasado porque de momento no hay presente para otra cosa igual. 

-Pero ¿le haría o no ilusión?

-Cuando los jefes me proponen algo, aún no he aprendido a decir que no. Pero no me lo planteo, porque fue duro. Echo la vista atrás y pienso que el año 2020 fue brutal. En todos los aspectos. Por la pandemia, pero también porque salió mi nueva novela en julio, el 'reality', el programa... Pero hemos sobrevivido. 

-Le decía de cronista parlamentaria al 'reality', pero la política a veces lo parece.

-Totalmente. Y supongo que, al principio, con la política también me sentí como un pulpo en un garaje. Pero vas aprendiendo a tratar con los políticos y a separar el grano de la paja. Sabes cuándo dice algo importante o de relleno, cuando está en plena pose... Tengo las herramientas para entender y valorar.

-El programa estrella de este año, o de este siglo, si me apura, ha sido la 'docuserie' de Rocío Carrasco. Pero usted ha tenido una postura crítica.

-He defendido el mensaje explícito de Rocío Carrasco con absoluta convicción y sin ningún pero. No obstante, 'Ya es mediodía' ha dado voz a todas las partes implicadas, porque hay sensibilidades distintas frente al producto. Y eso se ha trasladado al plató y, en consecuencia, a la pantalla. Hasta que Ana Rosa no fichó a Rocío Flores, éramos el único programa de la cadena que tenía un familiar: a Rosa Benito, la tía, que también tiene su verdad. Y a Alba Carrillo e Isabel Rábago, que son sus amigas y conocen la historia desde otra perspectiva. Cualquier asunto debe tratarse con todas las miradas posibles y así ha sido.

-Sin entregarse totalmente porque sea un producto de la casa.

-Somos totalmente independientes de todas las estructuras. Nos debemos, evidentemente, a la cadena y a la productora, pero jamás hemos recibido una llamada para decir: eso se trata sí o de otra manera. Ni en política ni en sucesos ni con la 'docuserie'.

La periodista entrevista a Mariano Rajoy en uno de los especiales del 15-M Mediaset

-¿Alguna vez se le ha pasado por la cabeza cambiar de cadena?

-No. ¡Nunca! Tele 5 es una cadena tan divertida, tan entretenida, tan creativa y con tanto talento que no se me ocurre otro sitio en el que pueda trabajar mejor. Con los especiales '15-M ¿Generación perdida?', que fue un golpe de calor que me dio, encontré receptividad. Es un sitio donde hacer un montón de cosas y casi todo es posible. Da gusto. 

-¿Un golpe de calor?

-Sí. Quería hacer algo que repasara la última década y coincidió que se cumplían 10 años del 15-M y se vio que se abría una ventana de oportunidad. Lo hicimos en relativamente poco tiempo, -en un par de meses. Da gusto que te escuchen, que los golpes de calor te satisfagan (ríe). 

-Y lo ha disfrutado mucho, veo.

-Son esas piezas puntuales y circunstanciales que te permiten tener un momento de reflexión, de pensamiento, de entrevista larga... Porque en mi tiempo de cronista tampoco había hecho ninguna con los políticos, ya que había estado con el micrófono corriendo tras ellos. Nunca me había sentado con el presidente Rajoy, con Zapatero, con Íñigo Errejón, y así ha sido. Y está en Mitele para quien se quiera meterse en vena 10 años (ríe).