La Opinión de Murcia

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Navegando por las historias de la Costa Cálida

La historia mítica del Sirio

Tenía una capacidad de mil pasajeros. A las 4 de la tarde del 4 de agosto de 1906 encalló en la montaña sumergida tres metros bajo el mar, llamada Bajo de Fuera, muy cerca del islote de las Hormigas...

Fondos coralígenos de Islas Hormigas. Javier Gallego / Planeta Azul

Nos despedimos de nuestro querido Mar Menor con nuestras Pulseras Solidarias Mar Menor, obra del artista Álvaro Peña, por una buena causa de ayuda a la asociación Pacto por el Mar Menor. Fondeamos junto al Faro de Cabo de Palos.

Según el escritor y militar romano Cayo Plinio, en este lugar había un templo consagrado al dios fenicio Baal Hammon, identificado por los griegos como Crono y por los romanos como Saturno. En la Edad Media nos volvemos a encontrar con los ataques de piratas berberiscos del Norte de África, por lo que el rey Carlos I ordena la construcción de una torre vigía. Felipe II traza el plan defensivo de toda la costa española, y en 1862 los sillares de la torre se utilizaron para la construcción del faro actual, que se eleva 81 metros sobre el nivel del mar. Está declarado Bien de Interés Cultural.

Estamos en la Reserva Marina Cabo de Palos-Islas Hormigas, de 20.000 Km2, que este mismo verano se ha ampliado a los acantilados y playas que rodean el Cabo. A nuestro alrededor vemos una gran actividad de las escuelas de buceo.

Planeta Azul

En el Centro de Interpretación Planeta Azul, observando la gran maqueta de la Región de Murcia, espero a la oceanógrafa Amelia Cánovas, que acaba de impartir un curso de buceo avanzado a los instructores de la escuela. Han buceado hasta el pecio de El Naranjito, un mercante hundido que transportaba naranjas. Me habla de las bondades de esta zona para el buceo por el clima, la transparencia de las aguas, las grandes profundidades y la diversidad de paisajes submarinos repletos de vida: «Es un espectáculo ver los fondos coralígenos, los animales territoriales y los migratorios como el segundo animal más grande del planeta, el rorcual común, una ballena que alcanza 20 metros de longitud y que todos los veranos vemos pasar hacia Calblanque, buscando las aguas del Atlántico a través del Estrecho de Gibraltar».

Amelia me señala en la maqueta los muchos pecios hundidos de la edad moderna, que por tener mayor calado chocaban con las montañas submarinas y de los ricos yacimientos arqueológicos con los cargamentos de barcos fenicios y romanos. Todos los años colaboran en cursos con prestigiosos arqueólogos submarinos, para visitar y conservar los yacimientos rodeados de praderas de posidonia oceanica.

La oceanógrafa Amelia Cánovas mostrando la maqueta del Sirio

El naufragio del Sirio

El trasatlántico italiano Sirio era un vapor de 115 metros de eslora, construido en Glasgow en 1883. Hacía la ruta de Génova a Buenos Aires para llevar emigrantes europeos hasta América. Tenía una capacidad de mil pasajeros. A las 4 de la tarde del 4 de agosto de 1906 encalló en la montaña sumergida tres metros bajo el mar, llamada Bajo de Fuera, muy cerca del islote de las Hormigas, que tenía faro desde 1864 para evitar más naufragios, como el del Nord-America (1883) y el del Minerva (1899).

La historia mítica del Sirio siempre le ha causado curiosidad a Amelia, que lo ha visitado varias veces: «Cuando comencé a bucear en 1990 lo llamábamos la roca del vapor. Se quedó enganchado en el pico de la montaña submarina, dos semanas después a causa de un fuerte temporal se partió en dos, cayendo cada parte a un lado de la montaña. La cara sur es muy vertical y cayó a más de 45 metros de profundidad. Para verlo hace falta tener conocimientos de buceo profundo con descompresión». Además de la maqueta del Sirio, me muestra el libro de gran formato El naufragio del Sirio y la película documental de 2002 en la que trabajó con Miguel Ángel García Gallego y Primitivo Pérez. Fue premiada como mejor cortometraje documental en la XXXI Semana del Cine Naval y del Mar de Cartagena. Esta historia trata de la mayor tragedia civil en el Mediterráneo, murieron más de 350 personas (El Titanic se hundió seis años después en el Atlántico).

La escritora cartagenera Lola Gutiérrez es una gran divulgadora de esta tragedia humana en la que ensalza la peligrosa labor de rescate que realizaron los pescadores de Cabo de Palos, principalmente el capitán del Joven Miguel, Vicente Buigues, que a punta de pistola obligó a su tripulación a que engancharan su bauprés a la proa del Sirio, de esta forma pudo pasar a 400 personas a su barco, en esa época muy pocos sabían nadar. Frente a esta acción heroica, destaca la desvergüenza del capitán italiano del Sirio Giussepe Piccone y de toda la tripulación, excepto el médico, que fueron los primeros en abandonar el barco en los botes de salvamento llevándose todo el dinero de la caja fuerte. Lola lo describe en su novela Playa de Poniente, galardonada como finalista de Libro Murciano del Año 2014, que va ya por la cuarta edición con la magnífica portada de los dibujantes murcianos Juan Álvarez y Jorge Gómez.

La Carta Esférica

El Centro de Interpretación de la Naturaleza Planeta Azul, colaboró en el rodaje de La Carta Esférica, de Imanol Uribe, una de las novelas de Arturo Pérez-Reverte llevada al cine. Ofrecieron la localización de exteriores en aguas de Cabo de Palos y toda la infraestructura logística para rodar sobre el agua y bajo ella, después de enseñar a bucear al actor Carmelo Gómez, que recientemente ha estado rodando en estas calas El olvido del mar, un documental en el que interpreta a Odón de Buen, padre de la oceanografía española.

En el próximo capítulo subo a bordo de la goleta Else, de la asociación ecologista ANSE, para recorrer con su director Pedro García el Espacio Protegido de Calblanque. 

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