Es la tercera vez que visito el Cabezo Gordo, y es la tercera ocasión en la que vuelve a sorprenderme. Esta vez, de la mano de su alcalde, hemos atravesado sus entrañas por un túnel que conecta el norte y el sur, el este y el oeste. Si quieren buscar un tesoro turístico escondido en la Región, no busquen más, está aquí, en Torre Pacheco, donde cohabitan hasta ciudadanos de ochenta y siete nacionalidades distintas, lo que convierte a este municipio en un ejemplo de integración.

Torre Pacheco puede convertirse en un auténtico descubrimiento. Lo mejor sin duda es ponerse en contacto con su oficina de Turismo. Hacía tiempo que no veía tanta profesionalidad en un servicio público. Déjense aconsejar, y disfruten.

Si quieren conocer este municipio a fondo, lo mejor es empezar por su propia historia, y el Cabezo Gordo, con su particular Yacimiento Paleoantropológico ‘Sima de las Palomas’, ofrece una oportunidad única. No hace falta ir hasta Atapuerca para sumergirse en la historia de la Humanidad. A media hora de Murcia o Cartagena, historias de hace cincuenta mil años te esperan para hablarte, susurrarte al oído y sorprenderte. Por cierto, si vienen al Cabezo Gordo, no se marchen sin hacer dos cosas más en este mágico lugar: atravesarla, y subir hasta su cima y fotografiarse con su espada. Los más pequeños disfrutarán mucho.

La Sima de las Palomas es uno de los lugares más conocidos del municipio.

La subida, con 312 metros sobre el nivel del mar, es accesible, aunque si la hacen en días de calor, es mejor a primera hora o al atardecer. En cualquier caso, sus atardeceres y amaneceres ya merecerían la pena por si solos para subir al balcón natural más bonito de la costa murciana.

Mientras en un lado de este cabezo, el ser humano sigue reventándolo golpe a golpe, al otro lado, la magia y la historia se han quedado a vivir aquí. Hace tiempo dije que si este lugar estuviera en Francia, Alemania o Suiza, no solo habría visitas diarias, sino que hace tiempo hubiera sido declarado BIC, y una parte importante del desarrollo económico y turístico de la comarca, residiría aquí. Ojalá algún día su museo se convierta en una de las mejores apuestas culturales, patrimoniales y turísticas no solo de Torre Pacheco, sino de la Región de Murcia.

Otra opción, que no la única, es sin duda comenzar por recorrer sus Molinos de Viento. No olvidemos que son candidatos a Patrimonio Mundial de la Humanidad, y aquí, en Torre Pacheco, los hay en abundancia, aunque ahora mismo visitables solo existen tres o cuatro. Como dice la canción, ‘si me dan a elegir’, no lo dudaría: el Molino de la Virgen del Pasico es una buena elección, siendo lo mejor conocer la historia de ‘Lola y el clavel’ mientras se visita su curiosa y pequeña ermita.

El Cabezo Gordo, de obligada visita.

Pero como estamos en un lugar lleno de contrastes, hay otros muchos lugares que visitar. La Iglesia de Nuestra Señora del Rosario (por cierto, sería interesante que se pudiera acceder a la torre, que preside una plaza llena de vida), cuenta con un altar diferente y curioso, donde los feligreses pusieron una a una sus piedras de granito y mármol. Aquí cabe resaltar la talla de la Virgen Cisne, donde la comunidad ecuatoriana, cada 15 de agosto, celebra sus propias costumbres y procesiones.

Por otro lado encontramos su biblioteca, un lugar lleno de vida, conocimiento y, sobre todo, participación. Aunque en estos tiempos de pandemia y crisis se ha visto enormemente limitada, su actividad cultural es frenética, pasando por su Institución Ferial, que sería bueno que cambiara su nombre de IFEPA (Institución Ferial de Torre Pacheco) por IFERM (Institución Ferial de la Región de Murcia). Y es que si la Comunidad Autónoma sigue dividiendo y diversificando enclaves estratégicos, perdemos todos. Aprovechar las sinergias que ofrece una Región en la que todo está al alcance de la mano debería ser una oportunidad, no un inconveniente.

Contrastes

Pocos lugares te ofrecen desde un Festival de Cante Flamenco (Lo Ferro), a un campo de golf municipal (nueve hoyos) en medio de la ciudad. Por cierto, en las tardes de primavera y otoño, aproveche y pruebe las carnes que ofrecen en el restaurante del propio campo de golf. Y es que, cuando uno visita su oficina de turismo y ojea sus diferentes propuestas, entiende a la perfección que proyectos como ‘De la Semilla al Plato’, ‘La Fábrica de Viento’ o ‘La Sima de las Palomas’, comienzan a dar sus frutos.

Al igual que disfrutar por unas horas del Taller de Serigrafía que dirige con humildad, pero con un talento innato, Pepe Jiménez, un madrileño afincado en un trozo de magia en medio de un polígono industrial.

Taller de serigrafía de Pepe Jiménez.

Aventuras

Quizás, donde más podemos apreciar la creatividad de este lugar, donde cada día se reinventan, es en su apuesta por el proyecto, ya consolidado, de ‘Geocaching’, una actividad centrada en localizar objetos escondidos en lugares insospechados, un mundo lleno de imaginación que sigue ganando adeptos a borbotones. De hecho, la pandemia evitó que el pasado año cientos de personas de otros puntos de España y Europa celebraran aquí un esperado encuentro, aunque estoy seguro que estos meses de confinamiento, las cabezas de estas imaginativas personas (Irene y Adrián) habrán ideado nuevos escondites y nuevos secretos.

La alcachofa

Nunca pensé que esta simple verdura pudiera disfrazarse de tantas maneras como capas esconden su corazón. No se puede terminar un reportaje sobre este lugar, sin mencionar uno de los mejores manjares que hoy en día pueden saborearse en este lugar. De hecho, antes de la pandemia, se celebró la ‘X Quincena de la Alcachofa’, lo que da una clara idea de lo que aquí hacen con su particular ‘oro verde’.

La alcachofa de Torre Pacheco, un auténtico manjar

Dónde está Torre Pacheco