COMUNIDAD DE MADRID

El cobertizo para vacas que 'condenó' por prevaricación a un exitoso alcalde del PP de Madrid

Adolfo Hernán gobernó durante 16 años La Acebeda, un pueblo de la sierra de Madrid, hasta que decidió aprobar a dedo la construcción de un pajar para un vecino

La Audiencia Provincial de Madrid ha decretado la demolición del pajar, que lleva en pie desde hace casi diez años

Vista aérea de La Acebeda, pueblo de la sierra de Madrid.

Vista aérea de La Acebeda, pueblo de la sierra de Madrid. / AYUNTAMIENTO DE LA ACEBEDA

Alberto Muñoz

Adolfo Hernán era un alcalde tan exitoso que no necesitaba encuestas. Arrasaba de tal forma en las elecciones que, en los 16 años que estuvo en el cargo, llegó a rozar el 100% de los votos en La Acebeda, un pequeño municipio de la sierra madrileña: "Fui a los bares, a los huertos, a las casas...". Hernán era, por lo tanto, un modelo de cercanía y de éxito dentro de los alcaldes del Partido Popular en la Comunidad de Madrid. Hasta que cometió un error: contraviniendo todos los informes y saltándose los procedimientos necesarios, decidió en 2014 dar permiso "por su sola voluntad" a un ganadero para erigir un cobertizo, de chapa verde, para la "protección de forraje y piensos de alimentación de su ganado vacuno de las inclemencias meteorológicas". La decisión acabó con su inhabilitación política tras ser condenado por prevaricación urbanística, según ha podido saber El Periódico de España, del Grupo Prensa Ibérica.

La sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid a la que ha tenido acceso este periódico, que confirma la condena, afirma que "según la clasificación del suelo donde pretendía levantarse la construcción" del cobertizo era necesaria una autorización de la que "prescindió" el entonces alcalde. Y lo hizo "pese al informe previo de la secretaria municipal e incluso del arquitecto del Ayuntamiento, y, así, anticipó el dictado por su sola voluntad de una resolución manifiestamente arbitraria en cuanto contraria a la Justicia, razón y las leyes, no observando las normas esenciales del procedimiento a seguir en este caso".

La construcción irregular de ese pajar hace casi diez años ha terminado con una condena para él de inhabilitación durante cuatro años y medio, "además de prisión de 6 meses y multa de 6 meses con cuota diaria de 5 euros, mientras que el cobertizo, que había conseguido mantenerse en pie tras la primera resolución de junio de 2023, dictada por Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Torrelaguna, ha terminado con una orden de demolición reciente en la Audiencia Provincial de Madrid.

Su prima segunda, también investigada por prevaricación

A pesar de que la condena vino por la denuncia de un particular que luego se retiró del procedimiento, Hernán tenía un éxito en el pueblo que iba más allá de las siglas del partido: su salida en 2015 después de 16 años al frente del consistorio acabó suponiendo la pérdida de la alcaldía para el Partido Popular. Ganó la hija de su primo, Rosa García Blanco, a la que habría recomendado él mismo para su sucesión dentro del PP, pero que poco después de su nombramiento decidió pasarse a Ciudadanos.

Actualmente, García Blanco está fuera de la política si bien en 2019 el Juzgado de Instrucción número 1 de Torrelaguna le abrió un procedimennto por un presunto 'pucherazo'. La Fiscalía la acusaba de un delito electoral y varios vecinos del pueblo la denunciaron también por presunta prevaricación por empadronar en un campin fantasma a personas que supuestamente sabía que iban a votarla y por sacar del censo a otros que no, según informó Infobae.

Según estas mismas informaciones, un informe de la Policía Nacional incluido en el sumario del caso asegura que la alcaldesa y el secretario municipal (también investigado) “llevaron a cabo actuaciones irregulares para modificar el padrón durante 2018 y conseguir con ello un censo electoral a la carta para ganar las elecciones”. De los 33 nuevos votantes que se inscribieron para esos comicios, la mayoría votó por correo, y, según constató la policía, "ninguno de ellos" residía de forma permanente en el campin.