Último adiós

La Italia de Berlusconi le 'beatifica' con un funeral de Estado

El féretro ha cruzado en coche toda la ciudad de Milán hasta los pies del templo, donde esperaban sus cinco hijos y su última novia, la diputada Marta Fascina, que lloraba desconsolada

En el interior de la catedral se han reunido más de 2.000 almas, entre políticos, empresarios, representantes de los órganos constitucionales, autoridades nacionales y europeas

Italia despida a su ex primer ministro Berlusconi

Agencia ATLAS / Foto: EFE

Irene Savio

En medio de polémicas, Italia ha dado este miércoles su último adiós Silvio Berlusconi. Jamás, en las últimas décadas, un ex primer ministro italiano había tenido un funeral tan solemne y variopinto. En la principal catedral de Milán, el Duomo, el anciano multimillonario fue despedido por una marea de exparejas, futbolistas, presentadores de televisión, cómicos, ministros, admiradores y algún contestatario. Todos ellos, hijos de esa Italia excesiva y acuñada por él desde los años 90, se personaron en Milán, en una ceremonia, con carácter de exequias de Estado, también transmitida en directo por la RAI, la televisión pública italiana, y retransmitida por varios canales privados y Mediaset, el coloso mediático que el político conservador poseía. Pero unos honores rechazados por parte de la sociedad italiana, que los ha definido como una "beatificación embarazosa", según ha manifestado el periodista y escritor Mario Travagio, uno de sus más acérrimos detractores. "Ni él habría querido ser retratado como un santito", ha añadido.

De la familia acudieron sus cinco hijos (Marina, Piersilvio, Barbara, Eleonora y Luigi) y también algunas de las tantas mujeres del anciano magnate, entre ellas Marta Fascina, su novia de 33 años. También asistieron su segunda exesposaVerónica Lario, la que en su día lo llamó El Dragón por las jóvenes con las que le era infiel, y su exnovia Francesca Pasquale, que tras romper con Berlusconi se convirtió en activista de los derechos LGBTI y se casó con una cantante.

Entre las delegaciones oficiales figuró la primera ministra italiana, Giorgia Meloni y numerosos líderes de partidos —entre ellos el de la Liga, Matteo Salvini, y la del Partido Democrático (PD), Elly Schlein—, así como la cifra récord de cuatro ex primeros ministros transalpinos, Paolo Gentiloni, Matteo Renzi, Mario Monti y Mario Draghi. También participaron el primer ministro de Hungría, Víktor Orban, el presidente del Partido Popular Europeo, Manfred Weber, y el presidente iraquí, Abdul Latif Rashid, aunque este último casi por casualidad, ya que se encontraba en Italia de visita oficial.

Amor y odio

El obispo Mario Delfini, encargado de la ceremonia, pronunció una homilía personalizada e insólita también por las veladas críticas a las numerosas sombras del muerto, fallecido el lunes por una leucemia y que, mientras vivió, fue acusado incluso de nexos con la mafia y la masonería. "Silvio Berlusconi fue sin duda un político, un hombre de negocios y una figura destacada en la fama pública", afirmó durante la misa, de unos 50 minutos de duración. Según estimaciones, unas 1.800 personas, entre allegados y autoridades, lo escucharon en presencia dentro del recinto eclesiástico, junto a otros 10.000 simpatizantes que lo siguieron en dos pantallas gigantes en los laterales del Duomo.

Los hombres de negocios, afirmó Delfini, tienen "clientes y competidores y (...) se enfocan en los números", mientras que a los políticos "hay quienes los elogian y quienes no pueden soportarlos", añadió el prelado, delante del féretro de Berlusconi, de madera y con flores rojas y blancas arriba. El mismo que, al llegar, había sido honrado con un piquete del Ejército, de la Marina y de la Aviación Miliar italiana. "El luto nacional ha sido una decisión política", criticó el exfiscal Pietro Grasso, al hacerse eco de las muchas protestas en el país por la decisión del Gobierno de Meloni de rendir un homenaje de tal magnitud al fallecido.

Incinerado

Al acabar el acto, varios seguidores de Berlusconi, entre ellos también diversos aficionados del club de fútbol Milan, empezaron a corear cánticos y frases de admiración por el fallecido. "¡Sólo existe un presidente, un presidente!", fue una de las que se oyeron. "¡Quien no salta comunista es!", gritaban otros, cuando la periodista Elena Guarnieri, de los Informativos de Mediaset, se conmovió. "Gracias Silvio. No te olvidaremos", comentó Meloni, en un vídeo difundido en Facebook y en el que lo calificó de "combatiente, valiente, determinado".

Sus restos mortales serán incinerados y sus cenizas colocadas en la capilla de su mansión que él mismo hizo construir en vida. Queda por saber qué ocurrirá con su imperio empresarial en Italia y en el mundo --lo que incluye la rama española de Mediaset--, así como qué pasará con el futuro de Forza Italia, el partido del que Berlusconi fue fundador y mandamás desde su creación en 1994. Algunos, como el exministro Claudio Scajola, ya han adelantado un futuro que no se cree muy rosacéo. "El peligro es el de la estampida (hacia afuera)", afirmó.