Andalucía pone hoy a prueba la mala salud del bipartidismo aunque en esta comunidad parece que el castigo a los dos grandes partidos, PSOE y PP, será menor que en el resto de España como reflejaba hace una semana el sondeo de Metroscopia para El País, que daba casi un empate técnico entre estos dos partidos y los emergentes Podemos y Ciudadanos en España. Por eso las elecciones andaluzas, desde que las adelantara la presidenta Susana Díaz aludiendo a la falta de confianza en su socio gobierno, IU, han provocado que todas las miradas se hayan girado hacia Andalucía para convertir la cita electoral en el primer banco de pruebas de que lo podría suceder en las próximas elecciones generales. Sólo hay que recordar las constantes visitas de los líderes nacionales para apoyar a sus candidatos. Mariano Rajoy, cinco mítines para defender que España va bien frente al retroceso andaluz. Pedro Sánchez, sólo dos bolos de campaña, pero por prescripción facultativa del PSOE andaluz. Eso sí, los aprovechó para mandar el mensaje de "Tú a San Telmo, y yo a La Moncloa". Rosa Díez ha dormido en campaña casi a diario en Málaga para levantar unas encuestas que dejan a UPyD fuera del Parlamento andaluz. IU rescató a Julio Anguita después de 15 años y el de la hoz y el martillo, la verdad, es que no defraudó a los suyos. Oratoria, ideas claras y arrimar el hombro a Podemos. Cosa distinta es que le compren esas ideas, empezando por los suyos. Y Albert Rivera naufragó con su desafortunado símil de la caña de pescar nada más entrar en harina, pero ahí estuvieron hábiles los populares Rafael Hernando y el incombustible Antonio Sanz para rescatarlo y hacerle la campaña para cabreo del candidato Juanma Moreno.

A falta de los verdaderos resultados de esta noche, las tendencias de intención de voto que reflejaban casi todas las encuestas publicadas a lo largo de estos quince días de campaña introducen una variable nueva en el escenario político que no se contemplaba cuando arrancó la carrera electoral: Ciudadanos. La formación de Albert Rivera ha pegado una patada en la puerta con sondeos que le pronostican hasta 11 escaños en el Parlamento andaluz. Hace un mes escaso, todos los analistas políticos y los partidos hablaban de que las elecciones en Andalucía serían como una especie de laboratorio donde se probara el alcance del fenómeno de Podemos en las urnas. Una prueba para comprobar con datos fiables el grado de cabreo y de desafección de la ciudadanía hacia los partidos tradicionales, y ahora deben medir también la emergencia de Ciudadanos y analizar cómo estos dos partidos que carecen de estructura y de organizaciones sólidas en Andalucía son capaces de irrumpir con tanta fuerza en el complicado escenario político andaluz.

Si se confirman esta noche en las urnas esas proyecciones de intención de voto, los resultados tendrán aún más valor de cara a las próximas elecciones municipales y generales. El PSOE tiene muy bien fijado su voto en Andalucía, sobre todo en el interior, y el PP, que alcanzó su techo en 2012 con victoria y 50 diputados, también cuenta con una base sólida como es el gobierno en las ocho capitales de provincia y en cinco diputaciones. Los dos grandes partidos se agarran a estos argumentos para pronosticar una mejoría en sus resultados y le añaden que existe una bolsa de un 40% de ciudadanos que han declarado que irán a votar pero que aún no sabían a quién. Confían en recuperar esos votos y confiesan que muchos les votarán aunque sea con unas pinzas en la nariz.

El resultado es, sin duda, incierto. Los socialistas aseguran que el liderazgo de Susana Díaz saldrá reforzado esta noche pese a que se encontrará, en caso de ganar, con un parlamento fragmentado e inédito, gobernando en minoría y sin posibilidad de pactos salvo acuerdos puntuales pues tanto Podemos como Ciudadanos dicen que no venderán su discurso de regeneración por un par de sillones. Veremos. Como tampoco lo hará el PP en caso de perder las elecciones, aunque su candidato sí ha dejado claro que su partido dejará gobernar al candidato más votado. Esta sin duda podría ser la gran paradoja de Susana Díaz, que recurrió a una supuesta inestabilidad en su gobierno para adelantar las elecciones y puede que le toque gestionar un avispero en el Parlamento, donde tendría una minoría que le impediría desde aprobar presupuestos a sacar adelante parte de su programa electoral.

Hoy vota Andalucía y España observará con detenimiento sus resultados. Andalucía anticipará esta noche la mayor complejidad política que se avecina en España tras los años de crisis económica, pese a que esta comunidad cuenta con un partido de referencia, el PSOE, que puede distorsionar algo el resultado de este laboratorio en el que se han convertido las elecciones andaluzas. España, un país acostumbrado a cinco mayorías absolutas y seis relativas en el Congreso y siempre con un solo partido al frente del Gobierno, se encuentra a las puertas de un nuevo escenario político que de alguna forma se iniciará en Andalucía.