Se multiplican las quejas por la degradación del barrio de Vistabella

Los vecinos del barrio de Vistabella están para pocas fiestas. De un tiempo a esta parte, son muchos los residentes que se han puesto en contacto con esta Redacción para lamentar la paulatina degradación del barrio, un proceso que han sufrido en los últimos años y que se ha recrudecido en los últimos meses en materia de limpieza, cuidado de las zonas verdes, seguridad, y bienestar social.

Una de las críticas históricas, de la que ya ha dado buena cuenta esta Redacción, tiene que ver con el generalizado malestar por la sucesión de grandes fiestas, macroconciertos y festivales en la Fica , que desfigura la tranquila vida del barrio con ruidos atronadores, montañas de basura y altercados con algunos visitantes espoleados por la desmedida ingesta de alcohol. Aquí cabe señalar que la concejala de Espacios Públicos, Sofía López-Briones, ha asegurado que se están analizando ciertas parcelas municipales y que se ha acondicionado un solar cercano al estadio Enrique Roca para diversificar este tipo de eventos y que no se concentren todos en un solo lugar.

Además, tal y como advierte la Asociación de Vecinos de Vistabella, el entorno del Auditorio Víctor Villegas está abandonado a sus suerte: plagado de grandes huertos y zonas de arbolado descuidadas y convertidas en escombreras y casas vacías y en estado de ruina, por no mencionar el fenómeno del chabolismo, que se ha asentado en la zona desde hace años. «Este desatención negligente ha derivado incluso en peligrosos episodios de incendios en zonas aledañas a la explanada de la Fica», destaca el presidente de este colectivo, Nacho Álvarez-Castellanos, que también alerta de los problemas de inseguridad: «Tenemos un problema serio con las peleas de los gorrillas que se sitúan en la calle Ángel Romero Elorriaga», denuncia este representante vecinal, que también señala que en los arcos de esta vía no es raro encontrar por la noche a drogadictos orinando, defecando o inyectándose.

«Tenemos constancia de que en los soportales que rodean la plaza de los Patos los yonquis se pinchan delante de los niños», advierte Álvarez-Castellanos, que, aunque le consta que la Policía Local y el edil de Seguridad, Fulgencio Perona, son conocedores de esta situación y que en los últimos días se ha podido ver más presencial policial en el barrio, considera que esto no es suficiente para devolver la tranquilidad al barrio.

Otro vecino de Vistabella, Ricardo Tomás Navarro, se hacía eco del completo abandono de las zonas verdes. En concreto, grandes tramos del jardín situado en la avenida Intendente Jorge Palacios, en la que pueden verse palmeras sin podar, parterres secos, con restos de basura y malas hierbas, muchos metros de tuberías de riego por goteo rotas, cúmulos de arbolado cortado sin retirar. Este vecino forma parte de una plataforma vecinal formada, de momento, por unos 60 vecinos, que no dudan en acusar al servicio de Parques y Jardines y a la empresa concesionaria de esta «desidia» pública. «Seguiremos con nuestra de hoja de ruta, y seguiremos presentando escritos hasta que se le dé una solución a esto; para tener parterres así más vale que no tengamos nada», señala este vecino a través de un vídeo que ha compartido en redes sociales. Lamenta que esta zona esté tan degradada mientras que en otras zonas de Murcia, como la mediana de Primero de Mayo, se planten cientos flores cuando no hay «ninguna necesidad porque ahí podrían colocar césped artificial».

Otra queja reciente, esta vez relacionada con la seguridad vial, proviene de los padres y madres del colegio Vistabella, que llevan cerca de un año solicitando a la dirección del centro que cierre uno de sus accesos al colegio (una salida de emergencias que se habilitó como entrada durante la pandemia). El problema es que las aceras que parten de ese acceso son tan estrechas que suponen un peligro para alumnos y padres, que tienen que sortear como pueden los coches que circulan por la calle Teniente Pérez Redondo. El pasado miércoles llegó a generarse un altercado entre una conductora que circulaba a gran velocidad y algunos de los padres. Desde el AMPA no entienden por qué la dirección del centro no ha tomado cartas en el asunto y temen que cualquier día haya que lamentar una desgracia.