El año que cambió la imagen de la fiesta

Las calles de Murcia abarrotadas, los trajes de huertanos y huertanas vistiendo la capital de la Región, el olor a flores y huerta en cada rincón o el calor del fuego en la quema de la sardina... imágenes y sensaciones que el 2020 anuló de la vida de los murcianos. El 16 de marzo del ya para siempre año del coronavirus, el entonces alcalde de Murcia, José Ballesta, anunciaba el aplazamiento de las Fiestas de Primavera para evitar la propagación del coronavirus en la ciudad. No se celebrarían ni los desfiles ni las actividades propias del Bando de la Huerta; tampoco ninguna actividad relacionada con el Entierro de la Sardina.

«Tenemos que estar centrados en pasar esta pandemia, estar todos en casa, seguir las instrucciones de las autoridades sanitarias y si todos ponemos de nuestra parte esto pasará más rápido de lo previsto», declaraba por esas fechas el presidente de la Federación de Peñas Huertanas, Juan Pablo Hernández. Ya tendremos tiempo, añadía, para poner fecha, ya que «tenemos una primavera muy larga en la ciudad de Murcia, aunque nos vayamos a después de verano». Y es que lo último que perdía Murcia era la esperanza de que una mejora sanitaria permitiera la celebración de estas fiestas en septiembre.

Pero no llegó. Cuando pasó el verano, el Ayuntamiento capitalino informaba de la triste noticia de la cancelación definitiva de las Fiestas de Primavera de 2020, a la vez que se decidía la suspensión de la Feria de Septiembre.

Pero el espíritu festivo de los murcianos no lo erradica ni este maldito virus. El 14 de abril de 2020 se vivió un Bando de la Huerta diferente. La imagen de la ciudad repleta de huertanos y huertanas fue sustituida por la de las familias asomadas a los balcones, decorados con motivos primaverales, vistiendo los trajes tradicionales de la Región. Sin poder salir, pero de celebración, al fin y al cabo.

Y es que Murcia no cancela sus fiestas, las reinventa. Y prueba de ello es este 2021, que si bien el coronavirus sigue impidiendo la celebración de las Fiestas de Primavera tal y como las conocemos, no acaba así con el espíritu festivo de una ciudad que ha readaptado sus actividades y ha creado una programación acorde a la situación sanitaria para mantener, aunque diferente, estas fiestas. Los murcianos nunca decrecen en primavera, renacen.