No es un Viernes Santo cualquiera. Es especial. Por desgracia, inolvidable para todos esos procesionistas que han visto cómo la célebre procesión de Murcia de los Salzillos se ha quedado, por segundo año consecutivo, sin salir de la Iglesia de Nuestro Padre Jesús Nazareno, que no ha abierto sus puertas a las ocho de la mañana, como ocurre todos los años para que por ella salgan más de cuatro mil nazarenos entre penitentes, mayordomos, estantes, promesas y secciones de bocinas acompañando a esas nueve obras de arte convertidas en tronos.

Sin embargo, en el balcón de un domicilio del barrio del Ranero, sí que ha procesionado la Verónica. Para dar respuesta a un reto familiar que tan de moda se ha puesto estos días a través de los grupos de wasap, una familia murciana ha dejado volar la imaginación. Jesús Sánchez, que recordaba esos Viernes Santo con su madre recorriendo las calles de la ciudad siguiendo los pasos de Salzillo, ha diseñado una original Verónica con la colaboración de la hija de su pareja, Marta Serrano.

Los trajes no han sido túnicas, solo unas camisas blancas, corbatas y bolsas de basura para representar los capirotes. La singular imagen ha llamado la atención de todos los vecinos y también ha despertado las sonrisas y admiración por su originalidad entre sus familiares.