La Guardia Civil investiga si un ajuste de cuentas está detrás del suceso que ayer costaba la vida a Arturo, el hombre de 36 años que por la mañana recibió tres tiros a bocajarro cuando estaba en el interior de su coche en El Bojal, en la pedanía murciana de Beniaján, informaron fuentes cercanas al caso.

Las mismas fuentes apuntaron que el fallecido, natural de Ibiza y actualmente vecino de Torreagüera, contaba con antecedentes penales. Ahora los investigadores toman declaración tanto a su entorno como a testigos para tratar de esclarecer si el crimen está relacionado con algún asunto económico, si fue un robo o si se trató de un suceso fortuito.

Por otro lado, la Policía Local de Murcia localizaba e identificaba ayer por la noche a un vecino de Algezares por su posible implicación en este suceso.

La alarma sobre este sospechoso la daban conductores que, según contaron a la Policía, habían visto cómo este chico caminaba por la carretera con actitud extraña, acercándose a los coches e intentando parar a alguno, primero por el Puerto del Garruchal y luego por Los Garres. Al lugar se personaron los municipales, que identificaron al chico y lo custodiaron hasta que llegó la Benemérita, que se hace cargo del caso, indican fuentes cercanas.

El hombre, español de 41 años, vestía una sudadera con capucha, presentaba síntomas de estar ebrio y, cuando fue localizado por los agentes, dijo que había estado todo el día fuera de su casa, pero que no sabía dónde en concreto. También llegó a alardear de que su padre poseía una pistola.

La Policía Local trasladó al sospechoso a la Comandancia, con el fin de hacerle la prueba de parafina, que determina si una persona ha utilizado un arma de fuego, incluso horas después de haber apretado el gatillo. Su participación o no en el suceso se seguía investigando y no estaba confirmaba al cierre de esta edición.

El difunto, que era padre de tres hijos, trabajaba como carnicero. José Cánovas, un vecino de la zona que le conocía, fue quien llamó al 112 tras escuchar «detonaciones», según dijo, que resultaron ser los disparos.

Cánovas declaró a la prensa que también oyó «un golpe» y que entonces salió corriendo de la zona un hombre. Este sujeto se desplazaría a pie. El testigo reconoció también que él no lo había visto, sino otra joven que se encontraba por el lugar.

Esta chica, posteriormente, corroboró que había visto a un individuo encapuchado escaparse de la zona tras los tiros.

Sobre las 11.30 horas, vecinos del Carril Márquez escucharon un fuerte ruido y disparos. Al salir, se encontraron a Arturo muerto en su coche, un Megane, con heridas de bala.

Los testigos llamaron a Emergencias, pero, a su llegada, los sanitarios no pudieron más que certificar la muerte. El fallecido recibió tres disparos cuando se encontraba en su vehículo, al que se metió para ir a hacer la compra después de salir del gimnasio, contó su mujer. Al lugar, cerca de la escuela infantil Los Granaos, se desplazaron patrullas de la Policía Local, dos coches de la Guardia Civil y una Unidad Móvil de Emergencias con personal de la Gerencia de Urgencias y Emergencias Sanitarias 061. En el escenario del crimen se congregaron decenas de vecinos, curiosos y familiares del fallecido, que se mostraban sorprendidos y conmocionados por el asesinato y pedían a gritos que hallasen al autor.

Un amigo de la víctima, que prefirió no identificarse, aseguró que lo conoce «de hace años» y «era un hombre muy bueno, de gran corazón y trabajador».

Sobre si el fallecido tenía alguna enemistad, apuntó: «Que yo sepa no, lo único malo que ha tenido es la envidia de algunos por estar muy fuerte». Añadió, en este sentido, que la víctima se preparaba en el centro deportivo para presentarse a oposiciones de Policía.

Horas después del crimen, los rumores corrían como la pólvora por el pueblo. Era ver un coche de la Policía y dar por hecho que habían practicado un arresto relacionado con el crimen. De hecho, el alcalde pedáneo, Francisco Hernández, llegó a asegurar por la tarde que habían detenido a un sospechoso en un bar. Es más, que se había entregado él mismo. Desde la Benemérita desmintieron las palabras del pedáneo e insistieron en la importancia de no propagar bulos en un asunto tan delicado.