Después de dos meses patrullando las calles, sus uniformes ya se han hecho familiares para los murcianos, cada vez más habituados a verlos controlando que el centro de la ciudad y las pedanías estén limpias. Y es que las Brigadas Cívicas cumplen una función de inspección reconocida por los ciudadanos. Al menos eso aseguran Maria Ángeles López y Juan Baltanás, dos de sus miembros, que han mostrado a LA OPINIÓN cómo es su día a día recorriendo el entorno de la Catedral y calles tan emblemáticas como Villaleal, Fuensanta, Riquelme o Pinares.

Pertenecen al turno de tarde, que ´patea´ la ciudad de 16 a 23.30 horas, y son dos de los ocho seleccionados para este servicio (dividido en cuatro parejas y también con un turno de mañana de 9.30 a 16 horas) que ofrecen el Ayuntamiento y la empresa que tiene la concesión de recogida de residuos, Cespa. Tanto Juan como Maria Ángeles nos cuentan que comienzan su jornada visitando los ´puntos calientes´ o zonas donde se concentran más residuos fuera de los contenedores, sobre todo cartón o papel, que están principalmente en el entorno del Romea o calles del entorno de la Trapería, «para intentar localizar a quién pertenecen y recordarle cómo hay que actuar».

En sus dos primeros meses de trabajo, las Brigadas Cívicas han propuesto multas de entre 150 y 300 euros para veinte ciudadanos que hicieron caso omiso a sus indicaciones para que corrigiesen sus comportamientos contrarios a la ordenanza de limpieza viaria. Han dado parte de cientos de incidencias, principalmente por tirar desperdicios en la vía pública y por falta de limpieza en terrazas, tras haber tenido más de dos mil contactos con comerciantes, hosteleros y vecinos. Todos estos datos los explica su responsable, Pedro Rodríguez, quien también nos acompañó y comentó que entre los logros del servicio está el de «haber concienciado a los propietarios de las terrazas para que recojan los residuos que generan».

«Su función está siendo también la de avisar a los vecinos de posibles infracciones y llevan cámaras fotográficas y boletines de denuncia voluntaria», explica. Estas se han utilizado sólo en las escasas ocasiones en que han constatado que una persona ha repetido habitualmente una infracción. Así, cuando los ciudadanos son sorprendidos por primera vez ensuciando la vía pública e incumpliendo las ordenanzas, estas Brigadas les informan de los servicios que hay en la zona, pero si vuelven a ser detectados, se les abre un expediente o incidencia. Si son sorprendidos por tercera vez, abren una denuncia voluntaria, que es una constatación de los hechos que están ocurriendo. Aunque es el departamento de Sanciones del Ayuntamiento quien tendrá que tramitar la sanción definitiva.

Hacer rondas de control, visitar los contenedores, comprobar que la mencionada limpieza de las terrazas se hace correctamente y hacer un último repaso general son el resto de pasos que completan la jornada de Juan y Maria Ángeles y de sus compañeros. «No hemos tenido ningún enfrentamiento. Todo el mundo acepta muy bien nuestras recomendaciones», comentan ambos, a la vez que remarcan que todo está siendo «mucho mejor de lo que esperábamos».

«Me sorprendió hace unos días la experiencia con una mujer a la que sorprendimos por tercera vez tirando cartones fuera del contenedor y al decírselo reconoció que lo había hecho mal y fue muy amable», aseguraba Maria Ángeles sin dejar de observar que no había restos de residuos fuera de lugar. Aunque no son sus únicas funciones, ya que también controlan que los propietarios de mascotas recojan los excrementos del animal o que no se tiren colillas al suelo. Una labor que hace que el municipio esté más limpio y que, gracias a la colaboración de los murcianos, permitirá que paseemos más tranquilos.