En su ronda habitual de cada mañana, minutos antes de que el bullicio de los alumnos y profesores invadiera los regios pasillos de la facultad de Derecho de la Universidad de Murcia, el vigilante de seguridad Manuel Montero hizo ayer un hallazgo que le dejó la sangre helada. En el claustro de la centenaria facultad, en el campus de la Merced, junto al pozo ubicado justo en el centro del simbólico patio, había un cuerpo tirado. Primero vio sus pies, descalzos. Cuando se acercó no le quedó duda de que ese hombre estaba muerto y con signos de haber sido apuñalado. Eran las 8.37 de la mañana cuando llamó a la Policía Nacional. Comenzaba así el Caso Centenario con dos incógnitas: ¿Quién es el fallecido? ¿Y quien lo asesinó?

A estas dos preguntas tuvieron que responder los alumnos de los últimos cursos del grado de Criminología de la Universidad de Murcia que, por grupos, dedicaron ayer toda la jornada a buscar, procesar e interpretar las pruebas del escenario del crimen, preparado de forma concienzuda por los miembros de la Brigada de Policía Científica de Murcia. Los profesionales responsables de la investigación cuando sucede un crimen real, fueron los encargados de guiar a los alumnos en su investigación. Con cada prueba descifrada, recibían una nueva indicación que les acercaba un poco más al asesino.

Y la responsabilidad de los alumnos era máxima. No en vano el fallecido -papel representado de forma magistral por un maniquí - era nada más y nada menos que A. Von Barksdale, catedrático del Instituto de Criminología de Báltimore y una eminencia en su especialidad, autor la Teoría de los Espacios. Barksdale se encontraba de visita en la Universidad de Murcia para participar en una conferencia organizada con motivo del centenario de la facultad de Derecho. El prestigio de la Universidad estaba en juego.

Ante tanta presión, los alumnos de Criminología hicieron un trabajo concienzudo, como verdaderos profesionales. Protectores y guantes para no estropear la escena, cámara de fotos, material para detectar huellas dactilares... Cada uno de los grupos participantes en esta jornada formativa acudió al escenario al recibir un mensaje de sus superiores. Temerosos al llegar, poco a poco todos fueron cruzando el cordón policial para empezar a trabajar.

La realidad del cuadro escenificado por la Policía Científica de Murcia era tal que muchos al entrar al Claustro no podían evitar un pequeño sobresalto al ver la cinta policial. La segunda reacción era la de sorpresa y, más tarde, la curiosidad por ver el trabajo de los estudiantes.

Este trabajo terminó por la tarde, con la exposición a ´sus superiores´, los agentes reales de criminalística, el informe con sus conclusiones.

Después de unir todas las piezas del puzzle, los futuros criminólogos consiguieron resolver el caso. El profesor Von Barksdale había sido citado en el pozo del Claustro por el catedrático de la Universidad de Murcia López Garmendia, que según los testimonios y evidencias recogidas por los alumnos, albergaba desde hace años un profundo resentimiento contra Von Barksdale. Este rencor se remonta a los tiempos en los que siendo ambos unos jóvenes y prometedores estudiantes de la universidad de Chicago, Von Barksdale obtuvo la plaza de profesor titular a la que ambos aspiraban. En fechas recientes ambos competían por hacerse con la dirección de un proyecto europeo de investigación criminológica y los rumores indicaban que el catedrático López Garmendia iba a verse de nuevo superado por su brillante colega y no pudo soportarlo.

Todos los grupos resolvieron el misterio, pero uno de ellos, el equipo 2, lo hizo con una profesionalidad que les ha valido el reconocimiento de la Policía Nacional. Caso cerrado.