Un vecino del conocido edificio de los Nueve Pisos, ubicado a escasos metros de la sede del Gobierno regional, mantuvo en vilo durante más de doce horas a los vecinos y viandantes de la zona. Sobre las once y media de la mañana, un hombre de 42 años se atrincheró en su domicilio, un sexto piso del portal número 1, portando un arma y amenazando con suicidarse. El hombre, que responde al nombre de Julio Gómez, tenía sus facultades mentales alteradas, según informaron ayer fuentes de la Policía Nacional. Por la mañana, Julio se encerró en el interior de una habitación y no accedió a abandonar el piso, como le pedían los agentes del equipo de negociadores de la Policía Nacional, quienes estuvieron más de doce horas intentando convencerle. Además, en estas gestiones colaboraron también, aunque sin éxito, la madre y una hermana del atrincherado, que se desplazaron a la vivienda por la tarde y permanecieron en su interior hasta que fueron trasladas a algún lugar seguro por la Policía, aunque sobre las diez y cuarto de la noche regresaron a la vivienda.

Al lugar de los hechos, también acudió el jefe superior de la Policía Nacional de Murcia, Cirilo Durán, quien manifestó que se trataba «de una negociación tranquila, porque lo que queremos es que no haya heridos y que tampoco se haga daño él mismo». El atrincheramiento comenzó alrededor de las once y media de la mañana cuando familiares del hombre dieron aviso a los servicios sanitarios porque éste no se encontraba bien.

Según informó un portavoz de la Policía Local, hasta la vivienda se desplazó una ambulancia, cuyo personal no pudo atenderlo porque llevaba una navaja y se mostraba muy agresivo. Por ello, los sanitarios alertaron a la Policía Local y acudieron dos unidades, cuyos agentes entraron en la vivienda y la abandonaron poco después ya que, al intentar acceder a la habitación donde estaba el hombre, éste disparó un arma contra un agente, que solo provocó una detonación pero no lanzó proyectil.

Según las mismas fuentes, el arma podría ser real y llevar un primer cartucho de fogueo y el resto balas, o bien ser solo detonadora, pero como no pudieron comprobarlo in situ se fueron de la vivienda y avisaron al Cuerpo Nacional de Policía. Minutos después de desplegar el operativo policial en la zona, un agente entabló contacto con este vecino y desde entonces se trató de conseguir que abandonara el piso porque «el riesgo está en que se haga daño a sí mismo», según las fuentes. Cuando habían transcurrido más de nueve horas del arranque de este suceso, una decena de agentes del Grupo Especial de Operaciones se sumaron al mismo. Tres horas después lograron entrar en la habitación donde se había atrincherado el hombre. Según testigos de la zona, se escuchó un ruido parecido al de un disparo, y tras esto un equipo de sanitarios entró al edificio. Fuentes policiales informaron de que el hombre fue trasladado en calidad de detenido y bajo custodia policial al hospital de la Arrixaca.

Durante las más de doce horas que duraron las negociaciones Julio Gómez no salió en ningún momento de la habitación, la cual tenía la persiana casi bajada al completo, dejando un pequeño hueco que la Policía utilizaba para comunicarse con él, e incluso para entregarle alguna bebida. Pasadas las diez de la noche, mientras las policías nacional y local mantenían un cordón que cortaba la calle Acisclo Díaz, desde la sede de la Croem hasta la explanada del yacimiento de San Esteban, junto al Gobierno autonómico, así como parte de la calle Luis Braille, las terrazas de los bares cercanos estaban abiertas y los vecinos seguían el fútbol ajenos al despliegue policial. Destacar que el cordón obligó a cerrar durante todo el día locales como la galería Kim Gallery, el Kennedy Bar y el aparcamiento público anexos al edificio donde se atrincheró el hombre.

Julio es conocido por sus vecinos, quienes ayer aseguraban que se sabía que era «toxicómano», pero destacaron que «nunca había dado problemas». «Está inválido, va con muletas y no es violento», añadieron. Un familiar de Julio manifestó que «de él siempre se encargó su abuela porque su madre trabajaba de enfermera y no tenía padre». Asimismo, añade que «era su abuela quien le daba el dinero para la droga y hace un año se murió y Julio pegó un bajón muy grande».