La excelsa patrona de Puebla de Soto está siendo restaurada en Murcia desde hace unas semanas, para restañar viejos roces en su fina policromía. La talla de Nuestra Señora de las Mercedes, reina y alcaldesa perpetua de Puebla de Soto, pudo llegar a principios del siglo XVIII de Nápoles, como lo hicieron otras tantas imágenes singulares de gran devoción en la antigua Diócesis de Cartagena, como la Caridad de Cartagena (1723), la Virgen de las Maravillas de Cehegín (1725) o la de los Remedios de Albudeite. Otras opiniones hablan del padre de Salzillo, Dupar, etc.; pero el único dato contrastable en el viejo archivo parroquial es que está ya documentada en la iglesia de La Puebla en 1721, con motivo de las celebraciones de la Candelaria, promovidas por la ancestral cofradía del Santísimo Sacramento (ya documentada en 1644), que era la encargada de darle culto y de sus necesidades espirituales y ornamentales y la "sacaba a misa" cada 2 de febrero. La primera restauración documentalmente conocida, la realizó el imaginero Sánchez Tapia, en 1880, según nos narra el Diario de Murcia con todo lujo de detalles: "Procesionó por Platería y Trapería, una talla nueva de San Juan Evangelista y la patrona de Puebla de Soto, Nuestra Señora de las Mercedes, restaurada por el escultor Sánchez, desde el convento de Las Teresas, donde estaban depositadasÉ". En la Guerra Civil, concretamente en enero de 1937, fue por desgracia mutilada y luego escondida -cabeza y manos- por unas devotas y piadosas pueblanas. Finalizada la contienda, los viejos cristianos de La Puebla la llevaron al taller de González Moreno -para muchos "el Salzillo del siglo XX"-, que en varios meses la recompuso y mejoró su estética y policromía barroca. Llegando triunfalmente a su parroquia el 19 de mayo de 1940.

La ultima limpieza y restauración, fue en la primavera de 1977, en el afamado taller de Sánchez Lozano -c/ Arrixaca-, que además de la limpieza y varios retoques, le hizo un enlienzado al cuerpo, donde antes estaban las tradicionales devanaderas.

El viejo restaurador del legado de Francisco Salzillo lloró cuando volvió a su Puebla, diciéndonos que era uno de los rostros más hermosos de María Madre de Dios en el viejo reino de Murcia.

Como se puede observar en la foto anexa de su Coronación en 1950, y realizada por el gran fotógrafo Guerrero, el ilustre escultor de Pilar de La Horadada no mentía ni se dejaba llevar por la emoción; desde las páginas de este diario y en estos momentos de decadencia ruega por tu Puebla.