Quejas del Observatorio para el Bienestar Animal de Lorca por la captura de cerca de 200 palomas por parte del Ayuntamiento

El Observatorio para el Bienestar Animal de Lorca, recientemente constituido por colectivos animalistas del municipio con el objetivo de luchar para que los animales se encuentren protegidos y se garantice el cumplimiento de la ley en esta materia, ha expresado sus quejas al Ayuntamiento por la retirada por parte de una empresa de control de plagas de 187 palomas en una vivienda en fase de construcción situada en las inmediaciones del Santuario Patronal de la Virgen de las Huertas.

Desde el observatorio han mostrado su “perplejidad” y “rechazo” ante una actuación que, han asegurado, “se ha realizado sin haber llevado a cabo medidas previas”, con la intención de “aniquilar estos ejemplares”. Al tiempo, han exigido al equipo de Gobierno municipal que no repita esta acción en las inmediaciones del Conservatorio de Música Narciso Yepes, como ha anunciado recientemente la concejala de Sanidad, Belén Díaz.

“Las palomas, como los perros y los gatos, no han invadido las ciudades; hemos sido sus habitantes los que, de un modo u otro, hemos contribuido a que vivan entre nosotros de una forma a veces descontrolada”, han asegurado desde el colectivo, que apuesta por desarrollar mecanismos de control que no sean “crueles, ineficaces y caros” como sucede con la captura con redes, jaulas trampa, uso de rapaces, envenenamientos masivos o caza con carabinas.

Por ello, desde el observatorio piden aplicar otras medidas, como las ensayadas en la ciudad suiza de Ginebra, que aborda el control de la natalidad de las palomas con procedimientos anticonceptivos. “Es un método que se ha mostrado eficaz, seguro y, a medio plazo, mucho más económico que los anteriores”, han argumentado para añadir que otras ciudades europeas como la capital de Luxemburgo o los municipios franceses de Montbeliard, Niza, Chateau Malartic-Lagraviere, Rennes, Beziers, o Vannes también lo están ya utilizando. “Estas experiencias muestran que la reducción de la población de palomas urbanas puede rondar entre 20% a 30% en el primer año de tratamiento, dependiendo de zonas y características de la ciudad, y alcanzar hasta el 80% tras cuatro o cinco años”.

En la misma línea, desde el Observatorio para el Bienestar Animal de Lorca han recordado que el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria y el Instituto de Diversidad y Ecología Animal de la Universidad de Córdoba (Argentina) lideraron un proyecto encaminado a controlar la población de palomas gracias a la acción de un biopolímero que fue un éxito, y que ha servido de referencia para su aplicación en ciudades españolas. Este proyecto contempla el desarrollo de un alimento atractivo para las palomas que, suministrado en puntos clave de la ciudad, permita la disminución paulatina de la natalidad mediante la oviposición. Es inocuo para otras especies animales y para el ambiente, su sabor es repelente para el paladar de personas, perros y gatos, y el tamaño de los granos impide que pueda ser comido por gorriones y otras pequeñas aves.

“Se trata de reducir la población de palomas de forma progresiva y no agresiva, desde estándares éticos y mediante sistemas que no impliquen un coste económico excesivo”, han dicho los colectivos animalistas, que aseguran que el objetivo es que haya menos palomas pero “bien nutridas y sanas y concentradas en lugares adecuados”. Al respecto, han manifestado que el procedimiento empleado por el Ayuntamiento de Lorca, basado en la eliminación de individuos es “ineficaz” e incumpliría las leyes proteccionistas de los derechos de los animales. “Les pedimos que reconsideren su política de erradicación de palomas por un método tan cruel y lo sustituyan por la utilización de un pienso que inhiba su capacidad reproductora”, que podría reducir de forma considerable la población de estas aves “sin causarles dolor ni efecto adverso en su salud y bienestar”.

Desde el observatorio también piden al Ayuntamiento que ponga en marcha una campaña de información y concienciación de la ciudadanía incidiendo en cuatro puntos básicos: no alimentar a las palomas ni dejar restos de alimentos; evitar zonas de agua encharcada sin tratamiento; sellar o aislar todas las oquedades en inmuebles para evitar la anidación no controlada; e instar a los propietarios a adoptar las medidas oportunas para impedir que se refugien en ellos.