En Zarzadilla de Totana, al norte del municipio, amanecía este viernes, Día de Reyes, mucho antes de lo habitual. El bullicio de las últimas semanas se intensificaba conforme avanzaba la mañana. A pocas horas para la representación del Auto de los Reyes Magos la veintena de actores se vestía como lo hacen los protagonistas de cualquier obra en día de estreno. Y se echaban a la calle para compartir los nervios de los últimos instantes con los compañeros con los que desde mediados de noviembre han venido ensayando la obra, basada en los textos que escribiera en 1784 el religioso granadino Gaspar Fernández Ávila.
Los 147 versos escritos con distinta métrica y tipos de rima han sido ensayados una y otra vez hasta la saciedad. “Complicados como ellos solos”, admitían muchos de los actores que se estrenaban en esta jornada sobre las tablas. La cabezonería de los más jóvenes llevaba a recuperar el Auto de los Reyes de Zarzadilla de Totana que se cree ya se representaba a mediados del siglo XIX. “El año pasado estuvimos ensayando durante meses, pero un brote de covid-19 llevó a que tuviéramos que suspender la representación en el último momento”, reconocía a La Opinión uno de los directores de la obra, Rafael Martínez Navarro.
Debajo del brazo llevaba el guion que repasaba con algunos de los actores. Les daba instrucciones y tranquilizaba al pequeño Arcángel, Óscar Martínez Sánchez, que no solo se estrenaba con actor, sino también como jinete, dando toda una lección de saber estar. En 2019 se representaba el Auto de los Reyes Magos. Y, al año siguiente, apenas unos meses antes de que estallase la pandemia volvía a ponerse en escena. “Se recuperaba entonces después de una década”, recordaba el otro director, Bartolomé Navarro Torroglosa.
En la plaza del pueblo se daban cita todos los actores y encaminaban sus pasos hacia el Jardín Botánico. Por el camino, la Cuadrilla de Ánimas cantaba, mientras afinaban la voz y los instrumentos. Y algunas vecinas se asomaban por las ventanas para verlos pasar. Los Reyes Magos, Fernando José Chico Rubio, José Miguel Egea Martínez y Sergio Cerdá Marín, se mostraban tranquilos a lomos de sus caballos y con una amplia escolta.
Herodes, Centurión y la Guardia Pretoriana disfrutaban de sus indumentarias, cedidas por el Paso Blanco y el Paso Morado. Y la Virgen María, Miriam García Andreo, y San José, Rubén Escamez Marín, se mostraban tranquilos. La Cuadrilla de Ánimas abría el cortejo de los actores que llegaban al Jardín Botánico antes del mediodía y de inmediato se iniciaba la representación.
REPARTO
Arcángel. Óscar Martínez Sánchez.
Rey Melchor. Fernando José Chico Rubio.
Rey Gaspar. José Miguel Egea Martínez.
Rey Baltasar. Sergio Cerdá Marín.
Estrella. Ainhoa Bornás López.
Rebeca. Lidia Bornás López.
Jusepe. Juan José Rubio López.
Jacobo. Samuel Navarro Andreo.
Herodes. Antonio Pérez González.
Centurión. Raúl Pérez García.
Lucifer. Israel Rubio Andreo.
Ministro 1º. Francisco José Martínez Rojo.
Ministro 2º. David López López.
Virgen María. Miriam García Andreo.
San José. Rubén Escámez Marín.
Raquel. María del Rosario Cerdá Espín.
Dirección. Bartolomé Navarro Torroglosa y Rafael Martínez Navarro.
Medio millar de personas presenciaban la obra a beneficio de la lucha contra el Cáncer. Arrancaba la representación a espaldas del público que se ponía en pie y se daba la vuelta para ver llegar a la estrella, Ainhoa Bornás López, y el arcángel, Óscar Martínez Sánchez. Detrás, los Reyes Magos de Oriente. Algo más de dos horas y media en las que el público disfrutó. Y hasta la climatología parecía ponerse de acuerdo para brindar una temperatura inmejorable bajo un sol primaveral.
De los textos, extraemos un par de versos que muestran su dificultad. Se trata del diálogo que mantienen Centurión con Raquel. Dice el primero: “No quede ninguno a vida, / mueran todos degollados / pues así lo manda el Rey. / Al arma, al arma soldados, / alístense los verdugos, / pasen a cuchillo, a cuantos / infantes hay en Belén, / y en sus pueblos comarcanos. /”. Y respondía Raquel: “Hombre perverso, detente, / cruel, el más inhumano / entrañas de fiera, aparta, / no separes de mis brazos / a este hijo de mi vida: / mátame a mí, y deja en salvo / a este inocente. /”.
Entre los asistentes algunos que acudían ambientados a la antigua usanza. Se trataba del presidente de los hosteleros lorquinos, Jesús Abellaneda, que junto a familiares y amigos vestían la túnica hebrea y habían montado una mesa dispuesta con viandas de entonces. Hasta la vajilla, vasos y platos de barro, parecían de la época del nacimiento del Niño Jesús, sobre una mesa tradicional de matanza. La jornada se convertía en un auténtico disfrute que vecinos y visitantes esperan que se repita el próximo año.