El resurgir del patrimonio: diez años de hallazgos

El altar mayor de la iglesia de Santiago con su imponente cruz de gules simulando una espada quedó bajo el cielo azul y rodeada de toneladas de escombros. Fue una de las fotografías más reproducidas tras el terremoto. Como también lo fue la imagen en la que se ve caer la espadaña de San Diego en pleno directo de una televisión. La torre campanario del Santuario Patronal de la Virgen de las Huertas también se desmoronaba teniendo por testigo a medio mundo. Ha sido reconstruida, pero el templo aún precisa de una importante inversión. Y solo un ojo experto puede descubrir las ‘cicatrices’ que tras la restauración quedaron en la cúpula de la capilla del Rosario, sede religiosa del Paso Blanco. Un habilidoso sistema de iluminación ha permitido disimular las irregularidades que no se pudieron corregir en la cúpula tras el desplazamiento y fragmentación por el movimiento sísmico. La torre del Espolón sufrió un ostensible agrietamiento que provocó el desgajamiento de la esquina noroeste separándola entre 10 y 20 centímetros del resto. Ese ‘salto’ es visible y se ha convertido en uno de los mayores reclamos de los turistas.

En el antiguo Hospital de San Juan de Dios, reconvertido en Museo Azul, las grietas de los muros dejaron a la luz una antigua aula gnomónica donde los frailes franciscanos aprendían a trazar relojes de sol siguiendo la guía de los que estaban pintados en sus paredes. En San Patricio se han descubierto más de 1.200 metros cuadrados de pinturas bajo capas de cal. La restauración también ha permitido desvelar los nombres de Santa Brígida, San Patricio y San Columna en las hornacinas de la puerta del carrerón, un cementerio de canónigos del siglo XVIII con momias y la traza del primitivo templo de San Jorge. Y los trabajos en el Palacio de Guevara dejaron a la vista grietas de un terremoto de 1674 cuando el monumento aún estaba en proceso de construcción.

El patrimonio lorquino ha vivido desde el terremoto un resurgir con numerosos hallazgos que siguen produciéndose porque la recuperación continúa. El legado arquitectónico y escultórico del cementerio de San Clemente que sufrió graves daños durante los seísmos será recuperado. Las capillas declaradas Bien de Interés Cultural con motivos neogóticos, diseños vernáculos y elementos bizantinos y mudéjares, recuperarán su encanto.